Culto correspondiente al 1° Domingo después de Epifanía, realizado este 8 de enero en la Congregación El Buen Samaritano.
La Epifanía es un tiempo en que Dios se muestra en lo pequeño, en lo frágil, en la pobreza, y en aquellos lugares donde más nos cuesta reconocer su presencia.
El Evangelio narra “El Bautismo de nuestro Señor” de acuerdo a Mateo 3: 13-17. La historia remarca que Juan dudaba sobre permitir que se bautizara como un pecador más, pero Jesús se puso a la fila para que se cumpliera “lo que es justo ante Dios”. Entonces descendió el Espíritu y se oyó una voz que decía: “Éste es mi Hijo amado, a quien he elegido”.
El bautismo de Jesús nos conecta con nuestro propio bautismo, porque por su gracia somos transformados en hijos e hijas de Dios, recibimos el don del Espíritu Santo, y la promesa de que Dios siempre estará a nuestro lado.
A partir del bautismo, Jesús empieza el ministerio que lo lleva por el camino de Galilea a Jerusalén. Este camino va incluyendo a otros, tal como lo dice Pedro al visitar a Cornelio: “Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra, sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno” (Hechos 10: 34-35).
Junto a Jesús estamos llamados a vivir una nueva humanidad, a ser buena noticia para otros y otras, y a reconocer lo nuevo en el horizonte de Dios.
Mira el Culto aquí