Las Iglesias Luteranas en la Región del Bío Bío dieron inicio al Mes de la Reforma celebrando este 2 de octubre un culto regional en el templo ubicado en la ciudad de Los Ángeles.
“En la celebración de la Reforma de este año 2022 hemos organizado como Iglesias Luteranas en la Región del Bío Bío actividades de encuentro, diálogo, oración y reflexión. Esperamos así, dar testimonio de nuestra fe común, del Evangelio, del cuidado al prójimo y de la creación. Así como, al ministerio de la reconciliación entre nosotros – nosotras, la creación y Dios”, expresaba uno de los gráficos utilizados en la actividad.
La liturgia reunió a las Congregaciones “Iglesia Evangélica Luterana Los Ángeles” de la Iglesia Luterana en Chile (ILCH), la Congregación Martin Luther de Concepción, y las Congregaciones San Pablo, San Pedro, y Vida Nueva de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile (IELCH).
La justificación por la fe nos aleja de una actitud de soberbia
La reflexión “Una fe extraordinaria en el plano de lo ordinario” fue preparada por la pastora Mariela Sufán de la Congregación San Pedro de Coronel, de acuerdo al texto dominical correspondiente a Lucas 17: 5-10. El pasaje en cuestión desarrolla cuatro temas que tienen que ver con el escándalo, el perdón, la fe, y que concluyen con la parábola del siervo inútil.
Sobre el escándalo, la Rvda. Sufán precisó que más que un alboroto o ruido, se refiere a la decepción: “Jesús está hablando lo que realmente la Iglesia debe cuidar, es decir, no debemos volvernos una piedra de tropiezo para otros, donde las personas no lleguen al conocimiento de la fe, y por causa de aquello las personas caigan en la incredulidad o apostasía”, esto es el repudio o abandono de la fe.
El movimiento de reforma iniciado por Martin Lutero transforma la perspectiva, y pone el acento en la fe en la gracia para recibir el Evangelio de Cristo, y en los sacramentos como medios para fortalecer la fe. En este sentido, la parábola del siervo inútil cuestiona al carácter meritorio de las obras, y es citado directamente por la Confesión de Augsburgo.
“Ahora bien, no es que seamos unos inútiles, el punto es dónde está puesta la jactancia y la suficiencia como mérito, orgullo o soberbia delante de Dios (…) Siervos inútiles sin merito somos, para sostener la doctrina de la nueva obediencia luterana. Frente a la idea romana meritoria, no somos justificados por las obras, aun cuando pensamos que hayamos hecho todo cuanto nos fue ordenado, debemos confesarnos que somos siervos inútiles. La fe produce buenas obras, y las buenas obras son parte fundamental de la vida cristiana, no obstante no somos justificados por esas obras. Esto nos libera de una comprensión legalista, farisaica y de una actitud de soberbia delante de Dios, por tanta la pretensión de esta visión es destronar todo mérito”, agregó Sufán.
La pastora concluyó recordando la doble dimensión de la libertad cristiana que defendía Martin Lutero: “El cristiano es un hombre libre, señor de todo y no sometido a nadie; El cristiano es un siervo, al servicio de todo, y a todos sometido (…) Por gracia, mediante la fe, y testificada en las Escrituras, se revela el amor incondicional de Dios por nosotros (…) Donde la practica cristiana y las buenas obras derivan de la fe, la cual mira a la gracia para promover y velar por la unidad de la iglesia como el cuerpo visible de Cristo”, manifestó.