El mensaje de Pascua lo encontramos en el Evangelio de Marcos 16: 1-8 que relata la resurrección. En el sepulcro, un joven vestido con una túnica blanca transmite dos mensajes a las mujeres. El primero: Jesús ha resucitado y el segundo: díganle a los otros discípulos y a Pedro que se reúnan con Él en Galilea.

El primer mensaje anuncia la resurrección de Jesús. ¡Aleluya! El Señor ha vencido a la muerte. Jesús venció la influencia de la muerte. Ya no hay crueldad ni odio ni hostilidad. Pero con frecuencia observamos que las personas construyen su autoridad a partir de esas actitudes. No las necesitamos para mantener nuestra vida. Todas las cosas basadas en la muerte no contribuyen a la realidad vivificante que anhelamos.

Por el contrario, la resurrección nos aporta amor, esperanza y bondad. Al reflexionar sobre el relato de la creación en el Jardín del Edén, se nos recuerda que debemos desarrollar nuestra vida en paz, en unidad y en amistad. No volvamos hoy al camino de la muerte y dejemos que nuestra vida se centre en la resurrección. En ella podemos encontrar verdaderamente la esperanza que contribuye a la reconciliación y la unidad.

El segundo mensaje es posterior a la resurrección. Jesús tiene prisa y va a esperar a Pedro y los demás discípulos en Galilea. ¿Qué significa eso? Galilea es el lugar donde Jesús ejerció mayormente su ministerio: sanando, enseñando, haciendo milagros y mucho más. En Galilea, Jesús les encomendará su Gran Comisión.

“Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las
naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas
las cosas que les he mandado. Y he aquí, yo estoy con
ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
(Mateo 28: 19-20).

La resurrección no es sólo celebración: es acción. La resurrección nos capacita para responder a la Gran Comisión de hacer discípulas y discípulos, bautizarlos y enseñarles sobre el Reino de Dios. El mensaje pascual de hoy nos invita a ser personas que viven por el poder de la resurrección, y no por el poder de la muerte.

La resurrección conlleva una acción que se traduce en proclamar el evangelio, en invitar a las personas a formar parte de la comunidad de Dios mediante el bautismo y en enseñar todo lo que Jesús nos ha encomendado. ¡Da lo mejor de ti al Cristo viviente!

Por el Rvdo. Ben Chun Wa Chang

Vicepresidente de la FLM para Asia. Fué obispo de la Iglesia Evangélica Luterana de Hong Kong.