A 11 años de su Pascua la Iglesia Evangélica Luterana recuerda a Helmut Frenz

Este 13 de septiembre se cumple un nuevo aniversario de la muerte del obispo Helmut Frenz, ocurrida en Alemania en 2011. La Iglesia Evangélica Luterana en Chile recuerda su vida y agradece su testimonio de apertura, inclusión y compromiso siguiendo los pasos de Jesús.

Recordamos algunas de las palabras que pronunció en 2019 Hervi Lara, de la Fundación Helmut Frenz, al hacer una reseña de la vida y trayectoria del pastor:

“Frenz integró en su vida la teoría y la práctica; el pensamiento y la acción; la fe y la razón. Fue un cristiano consecuente que supo hacer espiritualidad de la solidaridad y de la defensa de los Derechos Humanos, así como unió la oración con el amor fraterno y al ser humano con Dios. Comprendió que ser cristiano significa ser discípulo de Jesús, quien es Dios con nosotros, los hombres y mujeres.”

“El golpe de Estado fue justificado por muchos como un bien, o, a lo menos, como un mal menor. Frenz afrontó este dilema y se preguntó por el rumbo a ser adoptado: huyendo de los conflictos, podría haberse refugiado en sus virtudes individuales, cerrando los ojos y los labios ante las injusticias cometidas a su alrededor. Pero el autoengaño no le habría tranquilizado al verse convertido en un fariseo. Habría podido encerrarse con resignación o entregarse incondicionalmente al más fuerte.”

“Podría haberse puesto innumerables disfraces para esconder la irresponsabilidad ante su propia conciencia, aceptando una conciencia tranquila en lugar de una conciencia digna. Habría podido aceptar lo malo para evitar lo peor, sin visualizar que allí se encuentra el principio de las tragedias.”

“Frenz escuchó el llamado de Dios que, en el fondo de los cimientos del mal, siempre esconde la voz tenue e insoslayable de la justicia. En el lenguaje bíblico, la justicia es la santidad. Es otra cara de la verdad. Y la verdad es lo que da sentido de trascendencia a los actos humanos. Es lo que permite crear las grandes acciones. Y las almas de los hombres grandes, como fue el alma de Frenz, son las que transforman a esos hombres en profetas. El profeta, cuando todo el mundo desespera, es el que sabe esperar. Y cuando los otros esperan, es el que se impacienta para extraer el bien de todas las formas del mal que hay en el mundo. Frenz fue profeta porque vivió una fe que movió montañas”.

 

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