La Pastoral Migrante de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile, inició el 18 de marzo sus actividades anuales con una liturgia y una convivencia en su Centro de Atención en San Bernardo.

La obispa Izani Bruch compartió una reflexión tomada de la Epístola a los Efesios, donde Pablo habla del «muro de separación» que divide a los pueblos y que Cristo destruyó en su propio cuerpo.

«Por eso, ustedes ya no son extranjeros, ya no están fuera de su tierra, sino que ahora comparten con el pueblo santo los mismos derechos, y son miembros de la familia de Dios» (Efesios 2: 11-22).

“Es un texto muy hermoso porque dice que los que estaban lejos ahora están cerca de Dios. Que por la cruz de Cristo ahora todos nosotros y nosotras estamos cerca de Dios. Es una buena noticia”, destacó Bruch.

La obispa valoró el trabajo de la Pastoral Migrante, porque “desde la mirada cristiana, somos llamados siempre a no construir muros sino a deconstruir. A derribar los muros que nos dividen, que nos separan”.

La actividad incluyó un momento para que los participantes nombraran aquellos temas que están afectando la convivencia en la sociedad. Entre los mencionados estuvieron la violencia, el odio, la discriminación, el racismo y el status económico.

La obispa recordó que “Cristo es nuestra paz” y que en Él hay vida nueva. “Cristo nos hizo un sólo pueblo”. Por eso, “en este año que vamos a caminar juntos vamos a tener que destruir una y otra vez el muro que ponemos entre nosotros”.

“Que cada vez que nosotros miremos a la cruz podamos recordar que Cristo nos reconcilió. Que nos hace hijos e hijas de Dios, y que vino a este mundo para que cada uno de nosotros y nosotras tengamos vida y tengamos vida en abundancia” (Juan 10: 10), concluyó Bruch.