(LWI) – Mercedes García Bachmann estaba en su último año de secundaria cuando sintió por primera vez la llamada para ser pastora en la Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU) de Argentina y Uruguay. «Fue una locura» recuerda, «porque no había pastoras por entonces y, en un ambiente mayormente católico, se sentía muy extraño, pero era la llamada de Dios.»
En 1986, hizo historia al convertirse en una de las dos primeras mujeres en ser ordenadas en su iglesia, cinco años después de que su Asamblea votara a favor de aceptar a las mujeres en el ministerio ordenado. En las cuatro décadas que han pasado desde entonces, se ha convertido en una teóloga de renombre internacional especializada en hermenéutica feminista, construcción de género y crítica ideológica en narrativas bíblicas. Actualmente es directora del Instituto de Pastoral Contextual de su iglesia, un programa que proporciona preparación teológica para laicos en el ministerio.
También ha estado muy involucrada con la Federación Luterana Mundial (FLM) desde los años ’80. Fue elegida para predicar en la Octava Asamblea en Curitiba (Brasil), a la que asistió como delegada de jóvenes. Más recientemente, fue ponente invitada en una consulta de tres días sobre justicia de género celebrada en Ginebra con motivo del décimo aniversario de la política de justicia de género de la FLM.
-¿Cuéntanos sobre tu historia como luterana en Argentina?
Mi padre era católico, pero no iba a la iglesia. Mi madre pertenecía a la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) y se casaron en esa iglesia. Pero luego nos mudamos a otra ciudad que sólo tenía una iglesia conjunta de la IELU y la Iglesia Luterana Danesa, así que nos unimos a la IELU allí. De niños, empezamos a ir a la iglesia cuando nos preparábamos para la confirmación, así que tenía unos 15 años cuando empecé a involucrarme.
La IELU es una pequeña iglesia establecida por misioneros de Estados Unidos, pero después de la Segunda Guerra Mundial, creció para incluir a muchos más inmigrantes de España, Italia y otros países europeos. Tiene congregaciones principalmente en el norte de Argentina y en la capital, Buenos Aires, donde vivo ahora.
-¿Usted fue una de las primeras mujeres en ser ordenadas en su iglesia, no es así?
Sí, yo estaba en mi último año de escuela cuando sentí por primera vez la llamada al ministerio, pero pensé que era una locura porque entonces no había otras pastoras alrededor. Se sentía extraño en un ambiente tan católico, pero era la llamada de Dios y la seguí, eso es exactamente lo que pasó. El cambio en la legislación fue aprobado por la Asamblea en 1981 y las dos primeras de nosotras fuimos ordenados en 1986. Mi colega en mayo y yo en diciembre de ese año.
-¿Qué desafíos enfrentaste en ese momento?
En la iglesia no fue tan difícil porque las mujeres pastoras habían sido aceptadas y votadas por la Asamblea. Aunque ahora, con más herramientas feministas a mi disposición, puedo ver problemas que no vi en ese momento. Siempre ha sido más difícil para las mujeres conseguir buenos empleos que para los hombres, pero no fue un tema teológico pese a que los teólogos, el clero, y los laicos aprobaron la decisión de ordenar a las mujeres. En la sociedad, era y sigue siendo raro ver a una mujer pastora, pero la mayoría de las personas no saben nada sobre esta cuestión teológica.
-¿Por qué decidiste especializarte en teología feminista?
Me vino naturalmente y fue fácil porque Dios abrió caminos para mí. Nunca he tenido que luchar, como muchas mujeres pastoras, ya que mi iglesia se abrió a la ordenación de las mujeres en mi primer año de estudios en el Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos en Buenos Aires. Hice mi doctorado en la Escuela Luterana de Teología en Chicago con una tesis sobre las mujeres que trabajadoras en la historia deuteronómica. Básicamente, creo que es una cuestión de justicia, al igual que hay otras cuestiones relacionadas con la raza o la clase, y creo que es importante ayudar a todos a encontrar su lugar en la iglesia.
-¿Qué tan fácil es eso en la Argentina de hoy?
Es muy difícil. Hay mucha reacción y mucha violencia contra las mujeres. Tenemos femicidios a diario. La situación está empeorando y creo que continuará haciéndolo, con nuestros problemas económicos y el Presidente haciendo comentarios despectivos sobre las mujeres, hay una creciente tolerancia hacia la violencia.
-¿Dónde se puede encontrar esperanza en este contexto?
Creo que es más como le sucede al Profeta Jeremías, ya sabes, él sintió el fuego ardiendo en sus huesos y no pudo dejar de gritar ni de predicar la Palabra de Dios. Tenemos que ser obstinados y seguir resistiendo o contrarrestando lo que está sucediendo. Me da esperanza cuando logramos algunos pequeños avances, pero no es fácil en la actualidad.
-Ha estado estrechamente vinculada a la labor de la FLM durante muchos años, ¿no es así?
Sí, después de mi ordenación fui elegida como delegada juvenil para servir en la Comisión de Estudios, pero luego en la Asamblea de Curitiba fui elegida al Consejo de la Federación para el período de 1990 a 1997. Antes de esa asamblea en Brasil, recibí un telegrama del Secretario General (Gunner) Stålsett pidiéndome que predicara en el culto de clausura. Yo solo tenía 20 años y al principio pensé que era una broma de uno de mis amigos, pero luego ¡me di cuenta de que era cierto! Fue bastante aterrador hablar delante de tanta gente, pero pedí algunos consejos y disfruté la experiencia.
Asistí a la IX Asamblea en Hong Kong, y en 2010, cuando se celebró la Asamblea de Stuttgart, vivía en Alemania para practicar mi alemán, por lo que pude trabajar como voluntaria para ayudar con las traducciones. También me pidieron que diera un estudio bíblico en la Asamblea de Windhoek, pero en el aeropuerto no aceptaron mi visa, así que en el último minuto no pude ir. Pero yo participé en el proceso de hermenéutica que elaboró la publicación llamada “En el principio estaba la Palabra: la Biblia en la vida de la Comunión luterana”.
-¿Qué importancia tiene para usted y su trabajo ser parte de la comunión de las iglesias?
Creo que es importante ser parte de la familia global y me siento privilegiada por haber estudiado y experimentado tanto de la vida de la FLM. Soy miembro del consejo de administración del Instituto de Estudios Ecuménicos de Estrasburgo y he intentado poner mis experiencias al servicio de la gente de mi país y de mi región, pero también de la Iglesia en general.
Fuentes:
Texto: LWF/ P. Hitchen/ Traducción IELCH
Foto: LWF/ A. Hillert