Septiembre fue el mes de la Biblia y octubre es el mes de la Reforma. Para reflexionar sobre ambos temas, la Conferencia Pastoral de la IELCH acogió el 26 de septiembre la exposición “La sola Escritura”, que fue impartida por el pastor y doctor en teología Amós López Rubio de la Fraternidad de Iglesias Bautistas de Cuba.
En la oportunidad, la obispa Izani Bruch expresó que “como liderazgos de la Iglesia estamos llamados a discernir qué significa hoy cuando decimos y afirmamos el principio de la Sola Escritura, sobre todo frente a un mundo fundamentalista que dice como argumento ‘esto dice’ la escritura”.
Libre acceso y probar los espíritus
El Dr. López abordó en su presentación el significado y las implicancias del principio de Sola Escritura en la visión de los distintos reformadores protestantes, abarcando a Lutero, Zwinglio y Calvino, y a las comunidades anabautista y valdense.
“Para Zwinglio únicamente la escritura debía ser el fundamento de decisión de todas las cuestiones de la Vida Cristiana, esto sólo era posible si la escritura era accesible y comprensible para todos, las mismas ideas de Erasmo de Róterdam”.
“Fíjense cómo empiezan a aparecer estos consensos, lo vamos a ver en Calvino también sobre la importancia que tiene la disposición espiritual de la persona que lee la escritura y la interpreta, y aquí Zwinglio está hablando de los prejuicios de aquel que lee y si confía en sí mismo y no sólo en la escritura. Pues eso también para Zwinglio es un obstáculo a la hora de poder descubrir a Cristo en las escrituras”.
“Y ahí sería bueno pensar en qué está pasando con nuestras predicaciones actualmente ¿Qué es lo que está moviendo los mensajes que compartimos con las comunidades?, ¿Cuáles son las llaves que nos permiten abrir ese sentido de las escrituras para que Dios sea manifestado a los seres humanos y los seres humanos puedan tener un encuentro con Dios?”
“Quizás habría que distinguir entre el libre acceso al texto sagrado, que sí fue defendido por todos los reformadores y los límites a la hora de interpretar el texto para orientar la vida de la Iglesia. O sea, cómo respondieron cada uno de los reformadores a la pregunta de quién está capacitado para interpretar teniendo a la vista la orientación de la vida de la Iglesia. ¿Qué sucedió? Algunos comenzaron a profetizar y hacer cosas discutibles sosteniendo que eran guiados por el espíritu, era un riesgo que evidentemente se corría. El desafío era entonces cómo probar los Espíritus”.
“Por tanto podemos resumir de la siguiente manera: la voluntad de Dios será revelada en la escritura, interpretada por todos los creyentes, por El poder del Espíritu Santo, discernida en la comunidad y probada de acuerdo a la medida de Cristo”.
“Esto trae el mismo resultado que hemos venido comentando, es decir, el valor de la palabra de Dios para nuestra vida no dependerá de quien la enseñe sino del mensaje que porta esa palabra en sí misma como palabra de Dios. Es una enseñanza también luterana, porque para Lutero lo importante era el mensaje que era comunicado por el ministro en la Iglesia y no tanto los valores de la persona que predicaba ese mensaje. Y si leemos esta palabra en comunidad entonces su mensaje nos llega de manera más enriquecida a partir de las experiencias, las interpretaciones y las aplicaciones que cada persona hace a partir de su encuentro con esa palabra”.