La Red Ecuménica por el Agua del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) sostuvo el 20 de septiembre un diálogo con el profesor Pedro Arrojo-Agudo, Relator Especial de las Naciones Unidas para el derecho humano al agua.
Doug Chial, director de la Oficina de la Secretaría General; y Marianne Ejdersten, directora de Comunicaciones del CMI, le dieron en Ginebra la bienvenida al relator en nombre del Rvdo. Dr. Jerry Pillay.
Arrojo-Agudo centró la discusión en su próximo Informe “El Nexo entre Agua y Economía: Gestión del agua para usos productivos desde una perspectiva de derechos humanos”, el cual se presentará en la 57ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
“Cuando hablamos de derechos humanos, queremos hablar de los diferentes usos del agua bajo un enfoque basado en derechos humanos en la agricultura, en la industria, y otros”. “Si reflexionamos sobre los valores en juego en la gestión del agua, veremos que los más importantes no son intercambiables por dinero”, afirmó.
“Necesitamos atravesar los territorios y darnos cuenta de que los ecosistemas deben gestionarse junto con la gente que vive en la situación real de los territorios”, agregando que, por ello, el agua debe “ser accesible para todos, pero no puede ser apropiada por nadie”.
El profesor Arrojo-Agudo subraya en su informe que el agua y los ecosistemas acuáticos deben ser gestionados como bienes comunes, centrándose en los derechos humanos. Enfatiza la responsabilidad del Estado en preservar los recursos hídricos para beber y para la producción de de alimentos primarios, en lugar de la explotación basada en el lucro.
El reporte del relator destaca también la importancia de las asociaciones “público-público” y “público-comunitario” en la gestión sostenible del agua, abogando por políticas que prioricen enfoques eficientes, sin daño y restaurativos.
El coordinador de la Red Ecuménica por el Agua, Dinesh Suna, recordó que en 2006 la Asamblea del CMI en Porto Alegre emitió el comunicado “Agua para la vida,” que se convirtió en la base de su trabajo para la Red. “Seguimos creyendo entonces y ahora, que el agua es un regalo de Dios”. “Es un bien público y un derecho humano fundamental”, declaró Suna.
Marianne Ejdersten añadió que la labor ecuménica por el agua ha facilitado durante los últimos 20 años el intercambio de información y de materiales para Iglesias, organizaciones e individuos sobre la crisis mundial del agua y sus soluciones, y ha promovido y coordinado la incidencia internacional por el derecho humano al agua y al saneamiento”, concluyó.
Fuentes:
Texto: CMI/ Redacción
Foto: Grégoire de Fombelle/ CMI