Esta semana Jesús vuelve a anunciar su muerte y su resurrección, pero los discípulos sin entender sus palabras discuten sobre cuál de ellos es el más importante. Entonces Él poniendo en medio a un niño les enseña la propuesta del Reino de Dios: “Si alguien quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos” (Marcos 9: 30-37).
Jesús se enfrenta al deseo de poder de sus discípulos trastocando el orden jerárquico que ellos conocían. No se trata de ser el primero o el mayor, sino de ponerse en el lugar de los últimos para servir a todos por igual, restaurando así la dignidad de las personas que han sido marginadas. Ese es el propósito de la diaconía cristiana.
Recibir a uno de los más pequeños en el nombre de Jesús es recibirlo a Él y Aquel que lo envió. En este mismo sentido también escribió Mateo: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mateo 25: 40).
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