El Evangelio de la Semana: No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento

El Evangelio de esta semana nos recuerda el camino de Jesús por Palestina y por los territorios que eran considerados paganos. Una mujer sirofenicia pide por su hija, y le enseña a Jesús que la gracia no tiene límites. Más adelante en Galilea sana a un hombre sordo que también vuelve a hablar (Marcos 7: 24-37).

Las enfermedades y los endemoniados son aquello que limita y disminuye la vida en plenitud. El ministerio de Jesús consiste en transformar y restituir a las personas. Si no lo hiciera su mensaje no sería buena nueva. Al traspasar los límites geográficos y culturales la gracia se amplía para todos sin discriminaciones.

Pensando en la conmemoración del 11 de septiembre, recordamos el compromiso con los Derechos Humanos del obispo luterano Helmut Frenz. De acuerdo a su testimonio, es el Evangelio el que nos obliga a tomar posiciones. No nos permite ser neutrales, porque no podemos ser indiferentes ante el sufrimiento.

Por eso, en lugar de encerrarnos, que podamos observar y palpar el mensaje de vida plena y la justicia de Dios tal como lo expresa Marcos: “Llenos de admiración, decían: «Todo lo hace bien. ¡Hasta puede hacer que los sordos oigan y que los mudos hablen!” (Marcos 7: 37).

Mira aquí «El Evangelio de la Semana»:

 

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