El Evangelio para esta semana continúa con la enseñanza sobre el Pan de vida. Jesús enfatiza que la espiritualidad de su propuesta es concreta y está encarnada, y su mensaje es un testimonio de vida que alimenta y produce unidad. “El que come mi carne y bebe mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él” (Juan 6: 51-58).
El apóstol Pablo en su carta a los Efesios nos llama a aprovechar bien el tiempo “porque los días son malos”, y por lo tanto a procurar la voluntad de Dios. Propone un cambio de rumbo y comportamiento, tal como él mismo experimentó al pasar de perseguidor de los cristianos, a ser un predicador de la buena nueva de Jesús (Efesios 5: 15-20).
Esta transformación nos conduce a la vida en comunidad. No obstante que los días sean malos, el Señor nos acompaña siempre dándonos fuerza, ánimo, y esperanza. Reunidos en su mesa, podemos juntos y juntas compartir el pan y alimentar el espíritu, el alma y el cuerpo. “Háblense unos a otros con salmos, himnos y cantos espirituales, y canten y alaben de todo corazón al Señor” (Efesios 5: 19).
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