En el cuarto domingo de Pascua Jesús se presenta a sí mismo como el “buen pastor”, porque a diferencia del que “trabaja solamente por la paga”, él “da su vida por las ovejas”. Esta alegoría la utiliza para explicar que el Evangelio no es un proyecto de poder, sino que nace del amor gratuito de Dios que se interesa por nosotros (Juan 10: 11-18).
En los relatos bíblicos escuchamos que Dios creó todas las cosas y puso al ser humano para cuidar. En el contexto del Día de la Tierra, este pasaje de Juan nos invita a preguntarnos por la relación que establecemos con nuestro entorno y la casa común. Un dicho tradicional del pueblo Sioux dice: “Cuando el último árbol sea cortado, el último río envenenado, el último pez pescado, solo entonces las personas se darán cuenta de que el dinero no se puede comer”.
Cristo el “buen pastor” nos llama a cuidar la naturaleza, y también a anunciar a otros y otras la importancia del cuidado. Concientizar es parte de nuestra misión como Iglesia y como cristianos, porque “El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
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