La embajada de Chile en Berlín entregó el 16 de abril una medalla a la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD), por su solidaridad durante la dictadura y por la recepción de 6000 refugiados chilenos que encontraron asilo en el país europeo.
La ceremonia se enmarca en la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado de 1973, y fue encabeza por la embajadora Magdalena Atria. La entrega del reconocimiento recayó en la Prelada Dra. Anne Gidion, apoderada del Consejo de la EKD.
En su discurso, Atria hizo un repaso por la historia del luteranismo en Chile, desde el siglo XIX hasta el compromiso con los Derechos Humanos plasmado en la creación del Comité Nacional de Ayuda a los Refugiados (CONAR) y en el Comité de Cooperación para la Paz (Pro Paz).
La embajadora recordó la figura del obispo Helmut Frenz y del pastor Armin Ihle, ambos provenientes de la EKD, cuya labor tanto desde dentro como fuera de Chile ayudó a salir a miles de perseguidos políticos.
La entrega de la medalla fue recibida con alegría por la IELCH, la que expresó su gratitud a través de una carta de felicitaciones firmada por la obispa Izani Bruch y por el presidente Pablo Ríos.
En la misiva se señala que “como ciudadanos y ciudadanas de este país adherimos completamente a este reconocimiento, que hace justicia a la enorme cooperación de Alemania durante la dictadura cívico-militar hacia las cientos de familias exiliadas, su apoyo a la restauración material y espiritual de nuestros/as compatriotas, y a su vez su apoyo en la lucha por la democracia y la reconciliación nacional”.
En ese sentido, manifiesta que la democracia que hoy tenemos “lo debemos a todas las instituciones que nos sostuvieron cuando parecía que todo estaba perdido; ahí es donde EKD cobra un rol que sella nuestra hermandad”.
Por ello, “Desde Chile, pese a toda distancia geográfica, tengan ustedes todo nuestro cariño, y nuestro agradecimiento por siempre colaborar con nosotros y nosotras, por instarnos a seguir sembrando esperanza; ayer lo fue durante la dictadura cívico-militar, hoy lo sigue siendo por una sociedad más justa, solidaria y humana”.
“Que la hermandad de la IELCH y la EKD siga prosperando, y que ambas iglesias sigan estando al servicio de la esperanza”, concluye la carta.