Los días 7 y 8 de abril la IELCH recibió la visita de dos pastores provenientes de Palestina. Se trata de los Rvdos. Gabi Aelabouni, director de la Oficina para el Medio Oriente y Norte de África de la ELCA; y Rodny Said, pastor de la Congregación Al Rajá (La Esperanza) de la Iglesia Evangélica Luterana en Jordania y Tierra Santa (ELCJHL). Ambos pidieron que las notas sobre su paso por Chile fueran publicadas en esta semana.
El pastor Aelabouni predicó el domingo 7 de abril en la Congregación el Buen Samaritano de Santiago, compartiendo su testimonio de fe como palestino en la diáspora, pero viviendo actualmente en Jerusalén como representante y misionero de la Iglesia Evangélica de Luterana de Estados Unidos (ELCA).
En su reflexión sostuvo que hay varios factores que conectan Medio Oriente con América, como la existencia de comunidades palestinas locales, la influencia árabe histórica en el castellano y en la cultura, pero la principal “es la identidad como hijos e hijas de Dios y miembros del cuerpo de Cristo”, tal como lo señala Hechos sobe la comunidad cristiana primitiva (Hechos 4: 32-35). “Les anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído” (1 Juan 1: 3), “esta comunión es lo que realmente nos une, y nos ha traído a Rodny y a mi desde Palestina a Chile. Para contarles lo que hemos visto y de lo que hemos sido testigos como sus hermanos palestinos en Cristo”, expresó.
El pastor recordó que hace seis meses, desde el 7 de octubre de 2023, más de 33.000 personas han sido asesinadas en Gaza, y entre ellas más de 13.000 niños, como respuesta militar de Israel al ataque perpetrado por Hamás. Se han bombardeado hospitales, escuelas e iglesias. En Cisjordania, en tanto, han aumentado los controles a los palestinos dificultando su vida cotidiana y su participación en el culto. El nivel de desesperación es muy alto y el nivel de esperanza es muy bajo.
“La Iglesia palestina no apoya ninguna forma de violencia contra los civiles, incluyendo la violencia del 7 de octubre. Pero lo que está ocurriendo ahora no es ni defensa ni justicia. Es castigo colectivo y limpieza étnica, y por supuesto esto no empezó el 7 de octubre. Comenzó con la violencia y el desplazamiento de la ‘Nakba’, la catástrofe de 1948, cuando al fundarse el Estado de Israel cientos de miles de palestinos fueron expulsados de su propia tierra, y aún continúa con 75 años de ocupación”. “Esto no es fácil de escuchar ni de comprender, pero es nuestro testimonio ‘lo que hemos visto con nuestros propios ojos”.
“Los cristianos palestinos sabemos que Jesús ha resucitado, pero queremos ver esa resurrección en nuestras vidas y en nuestra situación. Pero no solamente los cristianos palestinos quieren y necesitan esto. Acá en Chile y en el resto del mundo vemos ejemplos de dificultades y necesidades, de quebranto e injusticia. Sabemos que la Pascua ha venido pero queremos ver a Jesús resucitado actuando en nuestras vidas, en este mundo, para traer vida nueva” (Juan 20: 19-31).
“La comunidad cristiana en Tierra Santa es muy pequeña, son el 2% de la población o quizás menos. Luteranos, anglicanos, católicos, ortodoxos y otros cristianos, viven como una minoría pero también como una comunidad indígena. Porque este es el lugar donde Jesús nació, vivió y llevó a cabo su ministerio, donde murió y resucitó. El cristianismo es autóctono de Palestina e Israel, y hoy, Iglesias como la luterana, desempeñan un papel enorme en la comunidad para todos sus vecinos, cristianos y no cristianos. Junto con socios internacionales, esta Iglesia ofrece educación y atención médica, justicia de género y justicia ambiental, trabajo con jóvenes y ancianos, junto a trabajo diaconal para ayudar a las personas a pagar alimentos, medicinas, alquiler y otras necesidades. De esta manera, en tiempos de sufrimiento, nuestra Iglesia asociada en Palestina es la forma en que la gente ve a Jesús actuando en sus vidas. La Iglesia trae luz a los lugares de oscuridad, esperanza a los lugares de desesperanza, y resurrección a los lugares de muerte y escombros”.
“Es ahí donde yo encuentro hoy la Pascua. En las personas y los lugares donde el amor de Jesús se hace real. Encuentro la Pascua en ustedes hermanos y hermanas. En su acogida, en su fe, y en la apertura de sus corazones para recibirnos como sus hermanos en Cristo. Encuentro la Pascua en la promesa del Evangelio. En que así como Tomás lo hizo, todos podemos acercarnos a Jesús sin miedo y orar: ‘Por favor Señor déjanos verte, haz que tu amor y poder sean aliados en nuestras vidas, haz real tu resurrección en nuestro mundo’. Tal como Jesús resucitó de entre los muertos y no puede volver a morir, sabemos que nos escuchará. El escuchará, él vendrá, él está con nosotros ahora, y el estará con nosotros para siempre. En el nombre de Jesús, amén”, concluyó el Rvdo. Aelabouni.
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