El 16 de diciembre la obispa Izani Bruch visitó la Oficina de la Discapacidad de Chépica, para celebrar una liturgia de adviento junto a los usuarios y sus familias.
Durante el servicio se leyó el pasaje de Isaías que habla del retoño de Jesé y de un nuevo tiempo de esperanza (Isaías 11: 1-9).
“Va a ser una nueva forma de vivir, el lobo y el cordero van a poder estar juntos. Habla de algo maravilloso, y eso es lo que nosotros en este tiempo celebramos, ese anuncio de que llegará ese niño y de que con ese niño va a brotar una nueva humanidad, una nueva forma de relacionarnos”, comentó la obispa.
El Evangelio predicado fue la visita de María a su prima Isabel, y el cántico a Dios que María pronuncia conocido como Magníficat (Lucas 1: 39-55).
En el pasaje María dice “que la misericordia de Dios se extiende de generación en generación. Esa es también nuestra confianza, que la misericordia de Dios llega también hasta nosotros” y que “Dios eleva, Dios pone en alto a los humildes”, destacó.
Ambos textos hablan del sueño de Dios sobre una nueva humanidad. “Vivimos en una sociedad donde nos roban los sueños. Dios quiere una vida distinta para nosotros, ayudemos también a Dios a soñar, seamos parte de ese sueño. María canta para que los caminos que el mundo tiene trazado se den vuelta, para que las personas que siempre fueron excluidas, que no fueron tratadas con igualdad, sean consideradas”, agregó Bruch.
Luego de la liturgia se hizo un reconocimiento a los usuarios de la Oficina, a los cuidadores y a sus familias. En la oración estuvieron Génesis Valenzuela, encargada de la Oficina de la Discapacidad, junto a Marjorie Ávila junto y Manuel Madriaga agentes de la IELCH en Chépica.