En el Evangelio de esta semana Jesús critica la práctica religiosa de su tiempo. La enseñanza de los fariseos y de los maestros proviene de Moisés, pero no se encarnaba en la vida cotidiana como una buena noticia sino como una carga pesada (Mateo 23: 1-12).
El texto presenta un contraste entre los valores del Reino de los Cielos y los valores de los seres humanos, incluyendo la forma superficial de la religión, que parece serlo todo pero que en nada sirve, que lo exige todo y no ofrece nada. Jesús reitera que su propuesta tiene que marcar una diferencia: “entre ustedes no puede ser así” (Mateo 20: 26a).
La invitación del Evangelio apunta a reconectar las enseñanzas con la vida cotidiana, a seguir el ejemplo de Cristo y dar señales allí donde vivimos, trabajamos o estudiamos. El Reino es vivir el amor, y su propuesta tiene que ver con el cuidado, con el servicio y con la humildad. Porque “El más grande entre ustedes debe servir a los demás” (Mateo 23: 11).
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