(LWI) – «Es muy difícil hablar de esperanza aquí en Jerusalén», dice el obispo Sani Ibrahim Azar, líder de la Iglesia Evangélica luterana en Jordania y en Tierra Santa (ELCJHL). El 31 de octubre, dirigió una liturgia por el Día de la Reforma en la Iglesia del Redentor en la Ciudad Vieja, donde tradicionalmente los luteranos de muchas congregaciones diferentes se reúnen para la celebración anual.
«Este año debería haber sido un evento especial porque estamos celebrando el 125 aniversario de la Iglesia del Redentor, y normalmente tendríamos una recepción después del servicio», dice. «Pero todos los planes fueron cancelados debido a la guerra en Gaza, donde tantas personas están sufriendo y luchando por sus vidas».
«La Ciudad Vieja está bastante vacía en comparación con los años pasados» continúa el obispo Azar. «La vida aquí en Jerusalén está quieta y hay mucha tensión. Rara vez hay eventos o reuniones más allá de nuestros servicios dominicales regulares, ya que la mayoría de la gente tiene miedo de salir tarde en caso de que algo suceda. Hay una falta de confianza entre los pueblos, palestinos e israelíes, y cada uno tiene miedo del otro».
A pesar de las tensiones, los cristianos de otras denominaciones también asistieron al servicio del Día de la Reforma, donde el arzobispo anglicano Husam Naoum estuvo invitado a predicar. «Por primera vez, el patriarca greco ortodoxo también asistió a nuestro servicio, que es un signo de ecumenismo y apoyo mutuo entre los cristianos en Tierra Santa», reflexiona Azar.
Si bien el Día de la Reforma recuerda el trabajo de los reformadores del siglo XVI en Europa, señala que «en Tierra Santa la reforma sólo comenzó en el siglo XIX, cuando los misioneros iniciaron su trabajo con los cristianos en esta región”. Hoy «la Reforma significa cuidar las necesidades de la gente y renovar sus vidas. La misión comenzó con la educación y las escuelas para niñas, por lo que hoy seguimos tomando la delantera en los derechos de las mujeres y la justicia de género. Esa es la belleza del trabajo de la Reforma».
Pero la guerra en Gaza ha llevado la vida a un virtual estancamiento en Jerusalén, con personas que viven con miedo respecto a sí mismas y sus familias. «Los cristianos en Tierra Santa están todos relacionados o estrechamente conectados entre sí, por lo que cada familia aquí tiene miembros y amigos en Gaza», dice el líder luterano. «Conozco personalmente a amigos que han perdido familiares y sé que muchos en nuestra congregación perdieron familiares en el ataque aéreo que golpeó los terrenos del complejo de la Iglesia Ortodoxa».
Los cristianos piden reconciliación
«Como cristianos y como seres humanos, estamos en contra de toda violencia, de lo que está sucediendo en Gaza y del ataque de Hamás. Nadie tiene derecho a acabar con la vida de otro. Pero el problema para los palestinos no comenzó con el ataque de Hamás, ha estado allí desde 1948». Hoy en día, dice, el mayor desafío es acompañar a los miembros de nuestra Iglesia, ya que muchos de ellos se preguntan ‘¿cuándo será nuestro turno?’, por lo que «es difícil hablar de esperanza en este contexto», agrega.
Es importante hacer una distinción entre palestinos y Hamás, insiste. «Como cristianos palestinos, hemos estado aquí durante muchos años sin ser reconocidos, pero pidiendo la reconciliación. Estamos sirviendo las necesidades de la gente y estamos trabajando por el futuro de toda la familia humana».
«La prioridad en este momento es poner fin a la guerra, detener el asesinato de mujeres, hombres, niños y ancianos», subraya el obispo Azar. «Esperamos que nuestros hermanos y hermanas cristianos en otras partes del mundo estén orando por nosotros, orando por los cristianos en Tierra Santa y por los derechos de los palestinos a poder existir aquí».
Fuentes:
Texto: LWF/ P. Hitchen/ Redacción
Foto: LWF/A. Hillert
Mira aquí la nota original en inglés