El pastor Jan Meyer nos comparte una reflexión sobre la libertad cristiana y la Reforma, en base a este versículo de Pablo: “Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Más bien sírvanse los unos a los otros por amor” (Gálatas 5: 13).
En nuestro tiempo, uno de los mal entendidos respecto a la libertad, es la defensa de un individualismo que se resiste al compromiso con otros y otras. Se piensa que de esa manera se puede “preservar” su satisfacción, aunque luego cada uno de nosotros -y la sociedad en su conjunto- paguen un alto precio.
Lutero dijo: “Ser libre es lo que tengo libremente y puedo utilizar y poner en práctica, o entonces dejar al costado, pero de forma tal que mi prójimo y yo mismo tenga el beneficio de eso”. Desde la perspectiva de la fe, la Reforma entiende que la libertad predicada en el Evangelio se materializa en el servicio a los demás y en la práctica del amor, tal como Jesús nos enseñó.
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