La obispa Izani Bruch participó el 8 de octubre en una romería y oración ecuménica por los 15 campesinos asesinados en Isla de Maipo al principio de la dictadura. Familiares, la Corporación Memoria Lonquén, organizaciones de derechos humanos, el ministro de Justicia Luis Cordero y otras autoridades, recordaron la importancia del caso y el largo camino para hacer justicia.
Enrique Astudillo, Omar Astudillo, Ramón Astudillo, Sergio Maureira, José Manuel Maureira, Rodolfo Maureira, Segundo Maureira, Sergio Maureira, Carlos Hernández, Nelson Hernández, Óscar Hernández, Manuel Navarro, Miguel Ángel Brant, Iván Ordoñez, y José Manuel Herrera fueron detenidos el 7 de octubre de 1973, siendo trasladados hasta la comisaría de Isla de Maipo en cuyo lugar se les perdió el rastro. En 1978 el hallazgo de osamentas en una mina de cal en Lonquén permitió confirmar sus identidades, y revelar que habían sido ejecutados por funcionarios de carabineros.
La aparición de los cuerpos tuvo en aquella época repercusión en los demás casos de detenidos desaparecidos. Se confirmó así que quienes no regresaron fueron en realidad asesinados, y muchos de ellos sepultados clandestinamente. La dictadura ordenó entonces exhumar las fosas secretas que había a lo largo del país, y hacer desaparecer los restos por segunda vez.
Durante el homenaje, la obispa Bruch manifestó que en el trayecto hacia el cerro donde está el memorial, fue posible “ir respirando y sintiendo en los diferentes momentos la brutalidad y el horror”, para luego invitar a hacer memoria “en la confianza que Dios en su compasión se acerca a todas las personas que sufren, recibe nuestros corazones quebrantados, nuestras quejas, preguntas, nuestras canciones de dolor, y nuestras búsquedas por verdad, justicia y reparación”.
La reflexión trató sobre la resurrección de Lázaro (Juan 11: 38-44) y fue acompañada por uno de los bisnietos de Sergio Maureira, quien portaba la cruz que encabezó la romería. El padre Pablo Walker S.J., comentó el texto destacando que “esto parece inaudito, pero los cristianos y las cristianas somos unos loquillos que creemos que el amor va a vencer la crueldad, que la vida va a vencer la muerte”, afirmó.
“No estamos conmemorando algo que sucedió hace 50 años. Estamos conmemorando algo que está sucediendo ahora. Una de las maneras de volver a honrar la memoria no es solamente volver hacia atrás con un poco de tortícolis y mucha pena sagrada, sino que preguntarnos qué les movía, qué sueño de país, qué manera distinta de la historia -que sí es posible les movía-, y tomar ese relevo”, meditó Walker.
Bruch finalizó la plegaria pidiendo “que la esperanza que nos da la resurrección de Jesús y el abrazo amoroso de Dios, suavice el dolor y les conceda nuevas fuerzas y esperanzas en medio de su caminar, en búsqueda de la verdad, de la justicia, de la reparación, y de garantías de no repetición (…) sánanos con el poder de tu resurrección, levántanos del miedo y de la desesperanza, levántanos para reivindicar nuestro derecho a la vida, y la vida abundante, transfórmanos en agentes de tu paz con justicia”, declaró.