El Evangelio de esta semana comienza con una pregunta sobre la autoridad de Jesús. Su respuesta es una parábola: Un padre tenía dos hijos y a ambos les pidió que fueran a trabajar a sus viñedos. Uno respondió que no pero luego fue, en cambio el otro dijo que sí pero entonces no lo hizo (Mateo 21: 23-32).
La vida cristiana muchas veces se parece al vaivén de esos dos hijos. Se trata de una invitación a reflexionar si las palabras que decimos son coherentes con lo que somos. San Pablo (Filipenses 2: 1-13) advierte sobre el individualismo, y nos invita a pensar en los demás recordando que la autoridad de Cristo se basa en la humildad y el servicio. Jesús nos mostró un camino comunitario para pasar desde el “yo” al nosotros y nosotras.
Por eso, “somos una Iglesia que sirve a Dios, al Dios que nos mostró Jesús, que es un Dios que se hace solidario con el mundo sufriente, que es un Dios de compasión e inclusión. Un Dios que se pone en el zapato del ser humano. La invitación de hoy es a que podamos ir a trabajar en la viña, en otras palabras que podamos ir a trabajar por el Reino de Dios”.
“Pues Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo” (Filipenses 2: 13).
Mira «El Evangelio de la Semana» aquí: