El Evangelio para esta semana es la parábola de los trabajadores del viñedo (Mateo 20: 1-16). Mientras unos llegan a su labor temprano por la mañana, otros se suman al final de la tarde, pero a todos por igual el dueño del campo les paga un denario de acuerdo a lo convenido.
Contrario a lo que a primera vista parece, el tema central de la parábola no es la desigualdad salarial, sino la relación entre los trabajadores y el dueño del campo. Es decir, entre el ser humano y Dios. El texto parece desafiarnos a creer que somos los que estaban desde temprano y esperaban más pago, pero luego en un giro, nos recuerda que frente a la misericordia de Dios todos llegamos en la última hora.
De la presencia de Dios cada día recibimos el denario de su misericordia. Esta es la justicia del Reino que a todos alcanza y que Jesús explica con la frase que está al final de la parábola: “De modo que los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos” (Mateo 20: 16).
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