La Decimotercera Asamblea de la Federación Luterana Mundial (FLM) concluyó el 19 de septiembre, con las iglesias miembros de la comunión comprometiéndose a fortalecer los lazos entre ellas, celebrar el don de la unidad en la diversidad y servir al prójimo, «sabiendo que el centro es siempre Cristo».
Los delegados dijeron que estaban regresando a sus países de origen «con un sentido más profundo de lo que significa ser iglesias en comunión». Como iglesias en continua reforma, declararon, «estamos llamados a trabajar por la paz en el mundo, entre las personas, los países y con toda la creación». Ello significa «prestar atención a la llamada a vivir y caminar juntos” como comunión confesante que da “testimonio de nuestra fe, en la misión holística de Dios».
Asimismo se comprometieron a ser defensores más eficaces de la justicia económica y climática, en momentos en que los cuerpos están siendo heridos, rechazados, excluidos y que la Tierra está sufriendo los efectos de las emergencias climáticas.
El mensaje subrayó el tema «Un Cuerpo, un Espíritu, una Esperanza». Esta base teológica fue clave en la Asamblea en relación con la sostenibilidad de las Iglesias de la comunión luterana. En el mensaje, los delegados subrayaron la importancia de una educación teológica y de una formación de liderazgos más fuerte, para permitir que las personas se involucren con temas complejos sin recurrir a respuestas simplistas. «La teología responsable construye comunidades inclusivas» y «da espacio para el poder renovador y reformador del único Espíritu».
La Asamblea llamó a la comunión de Iglesias a encontrar nuevas formas de ofrecer «una esperanza audaz inspirada por nuestra fe en Dios» y por el servicio a las personas necesitadas, incluidos los migrantes, los refugiados y los afectados por las crisis.
En 2030 se celebrará el 500 aniversario de la Confesión de Augsburgo. La Decimotercera Asamblea expresó su alegría «por el potencial ecuménico de nuestra confesión, que es una súplica por la unidad, destinada a mantener el Cuerpo de Cristo, la iglesia, juntos».
Finalmente se expresó profunda gratitud a la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en Polonia, a sus líderes, congregaciones y voluntarios, por la generosa hospitalidad al acoger esta reunión entre el 13 y al 19 de septiembre. «La iglesia luterana polaca nos ha demostrado que cada iglesia tiene dones que compartir con el resto de la comunión».
Fuentes:
Texto: LWI/ Redacción
Foto: Eugenio Albrecht/ Red de Comunicaciones LAC