(LWI) – El Presidente de la Federación Luterana Mundial (FLM), Arzobispo Panti Filibus Musa, instó a los delegados en la apertura de la Decimotercera Asamblea en Cracovia, Polonia, a «aferrarse a la unidad y a la esperanza en nuestro camino común en cuanto comunión de iglesias.» En un mundo «lleno de voces diversas junto al riesgo de la división», insistió, las iglesias deben continuar practicando la «escucha respetuosa» para permanecer como faros «de esperanza en medio de la complejidad, la incertidumbre y de ideologías cambiantes».
En la sesión plenaria de apertura, el presidente saliente recordó los desafíos que enfrentan las Iglesias desde la última Asamblea en Windhoek, Namibia, en 2017. Habló de la perturbación causada por la pandemia COVID-19, recordando a todos los que murieron, pero también valorando la solidaridad y la resiliencia mostradas por las Iglesias miembro y por la FLM como organización.
En un mundo dividido y fragmentado, dijo, «apoyarse unos a otros, adorar juntos» así como «servir al mundo juntos» son «signos de nuestra comunión y su vitalidad en medio de los muchos desafíos que enfrentamos.» Esta vitalidad fue evidente cuando la FLM fue fundada a raíz de la Segunda Guerra Mundial, señaló, y sigue siendo vital a medida que las iglesias continúan respondiendo al llamado «de apoyar a las personas necesitadas y trabajar por la paz y la reconciliación» en el mundo de hoy.
El Presidente Musa habló de la «turbulenta historia» de Polonia y en particular de las comunidades luteranas que han vivido «tiempos de florecimiento y tiempos de opresión.» Señalando que la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en Polonia constituye el 0,1 por ciento de la población, destacó que «nuestra comunión nunca ha sido sobre números» sino sobre «el testimonio fiel de Cristo.» Las iglesias que se enfrentan a la disminución de miembros en otras partes del mundo, dijo, pueden enriquecerse con la experiencia minoritaria de la iglesia anfitriona.
Musa, arzobispo de la Iglesia Luterana de Cristo en Nigeria, reflexionó sobre el significado de ser una comunión global, con miembros de tantos países, culturas, etnias y tradiciones luteranas, «con muchas experiencias y sensibilidades diferentes.» Sin embargo, a través de «las inmensurables riquezas de la gracia de Dios,» afirmó, «hemos sido reunidos para ser «co-participantes en el único Espíritu hacia el plan de reconciliación de Dios».
“En los próximos días, continuó Musa, los delegados de la Asamblea se centrarán en lo que llamó ´unidad esencial, profunda y la esperanza que inspira”. Esta unidad “no es uniformidad o cumplimiento o compromiso», sino que es el trabajo del único Espíritu «que siempre está creando, reconciliando y renovando». Nuestra tarea, añadió «es discernir y nutrir esta unidad, dando testimonio (…) de la gracia liberadora de Dios».
Responder a los desafíos y comprender el llamado de Dios
El arzobispo ofreció algunos ejemplos llamativos de la vitalidad del trabajo de la FLM del cual ha sido testigo de primera mano, incluyendo las visitas a los programas del Servicio Mundial en el norte de Camerún. Celebró el trabajo para promover a mujeres en posición de liderazgo, señalando el número creciente de Iglesias que ordenan mujeres. «Pero debemos hacerlo mejor», dijo, instando a las Iglesias miembro a no vacilar o retroceder en el compromiso con el liderazgo de las mujeres.
Hablando de la importancia de dar prioridad a los jóvenes y su liderazgo en todos los niveles de la vida de la Iglesia, Musa dijo que la FLM sigue comprometida con garantizar el 20 por ciento de participación de los jóvenes, pero el objetivo de empoderamiento, el liderazgo y la inclusión de jóvenes, sólo se realizará cuando las Iglesias miembro se comprometan en sus contextos locales. «Mi esperanza es que sean más las que tomen medidas en esa dirección», enfatizó.
Otros desafíos que Musa abordó, incluyeron la urgencia de responder a la crisis climática, la consolidación de la paz, el trabajo para fortalecer el diálogo y la cooperación práctica con otras comuniones cristianas a nivel mundial, y la necesidad de contrarrestar las teologías engañosas a través de la discusión, formación y educación teológica.
Después de agradecer a todos quienes lo han apoyado en los últimos seis años, el líder de la FLM reiteró su llamado a las Iglesias a permanecer unidas y ser mutuamente responsables entre sí, mientras se mira hacia el 500 aniversario de la Confesión de Augsburgo en 2030. «Una iglesia dividida corre el riesgo de perder su impacto», dijo, mientras que «un cuerpo unido puede ofrecer orientación» y esperanza. Concluyó: «Nuestra unidad se basa en una conversación genuina y respetuosa», a través de la cual «profundizamos nuestra comprensión de la llamada de Dios y nuestro papel en un mundo fragmentado y sufriente».
Fuentes:
Texto: LWI/ Redacción
Foto: Facebook FLM