El pastor Óscar Sanhueza nos comparte esta semana su testimonio personal como prisionero político durante la Dictadura. Los atropellos vividos por muchos hombres y mujeres dejaron una estela de miedo personal y social.
La mayor cárcel puede ser el miedo mismo. Por eso, conviene recordar a Pablo cuando escribe que “Cristo nos dio libertad para que seamos libres” (Gálatas 5: 1a). Este versículo relaciona la libertad con la persona de Jesús, quien en su acción amorosa nos libera de nuestras propias prisiones y ataduras.
La libertad no consiste simplemente en hacer lo que se da la gana. En estos 50 años es importante enseñar a las nuevas generaciones que está prohibido cometer crímenes de lesa humanidad, violaciones a los Derechos Humanos, y quebrantar la dignidad creada a imagen y semejanza de Dios.
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