El Evangelio de esta semana trata sobre la fe. Los discípulos estaban en una barca cuando Jesús vino a ellos caminando sobre el mar (Mateo 14: 22-33).
Pedro sale a encontrarlo pero al notar la fuerza del ventarrón siente miedo y comienza a hundirse. Ese impulso de dejar la barca y exponerse al peligro también lo vivimos hoy cuando creemos que podemos hacer las cosas de forma solitaria sin la comunidad de fe.
En momentos de dificultades la fe permite resistir, confiar y también orar. Por eso, la comunidad es importante para mantener nuestra fe viva y activa.
El pasaje remarca algo maravilloso. Aunque los seguidores de Jesús a veces nos distraemos, Dios en cambio nunca deja de ver nuestras necesidades. Pedro dice ‘sálvame’ y ahí está Jesús con su mano extendida para traerlo de nuevo hacia la barca.
Entonces los discípulos exclamaron: “¡En verdad tú eres el Hijo de Dios!” (Mateo 14: 33).
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