El Evangelio de esta semana es la Parábola del Sembrador seguida de la explicación que hace el propio Jesús, de acuerdo a la versión de Mateo (Mateo 13: 1-9, 18-23).
La naturaleza puede ser vista como un libro porque es el primer lugar donde Dios se revela. Para el profeta Isaías (Isaías 55: 10-13) la palabra de Dios al igual que la naturaleza se mueve, tiene crecimiento, desarrollo, y una transformación.
El humano al principio es llamado Adán, nombre que deriva de la palabra tierra. Ser hijo de Dios significa ser hijo de la tierra y de la naturaleza. Si el humano es polvo y tierra, entonces también es parte de la creación de Dios, es hijo de Dios.
La fe cristiana quiere incluir a toda la creación y no solamente a algunos. La fe es al mismo tiempo mensaje y práctica de vida. La naturaleza crece, cambia, muere, resucita, es muchas veces herida, pero lo que vemos en primavera es que despierta de nuevo, aun con todas sus heridas vuelve a crecer. Ese es el verdadero significado de la Resurrección.
Mira el Evangelio de la Semana aquí: