(LWI) El Rvdo. Roberto Trejo, presidente de la Iglesia Luterana Mexicana (ILM), tuvo a su cargo la predicación del culto de cierre de la Pre-Asamblea de América Latina y el Caribe y Norteamérica de la Federación Luterana Mundial (FLM), realizada en Bogotá, Colombia, entre el 17 y el 21 de abril.
En su homilía hizo referencia a los desafíos que enfrentaba la naciente Iglesia cristiana en el tiempo del Apóstol Pablo, incluyendo las luchas internas, la interferencia del Imperio Romano, problemas sociales y éticos, y la necesidad de unidad.
Destacó la importancia de comprender los límites del texto para evitar caer en malinterpretaciones. Desde su perspectiva, el Apóstol Pablo aboga por la unidad y la paz dentro de la comunidad cristiana y la dirección de Dios como la única forma de lograrlo. En ese mismo sentido, reflexionó sobre cómo estas ideas podrían aplicarse en el mundo actual y en la próxima Asamblea de la FLM en Cracovia, Polonia.
«Pablo se separa por un momento del plano meramente humano, del que ya hemos hablado, para entrar ahora al plano espiritual», expresó Trejo y agregó «lo que va a acontecer o lo que se espera que acontezca en la comunidad de creyentes, es una acción que proviene de Dios. Es una acción divina que se realiza en la comunidad a través del llamamiento, a través de la vocación de la cristiandad, a través de la práctica de la fe.»
Analizó así los problemas de la comunidad de Corinto, como también mencionó las desavenencias entre los creyentes de Filipos y cómo la Iglesia cristiana tenía que lidiar con las reglas del Imperio Romano y las cuestiones de adoración, así como las divisiones sociales, los rechazos, las privaciones y las corrupciones. Sin embargo, enfatizó que Pablo delimita muy bien sus ideas y deseos de unidad para la congregación cristiana en Éfeso y remite sus buenos deseos a partir de la vocación y el llamamiento que la congregación ha recibido de parte de Dios.
Finalmente, para el Rvdo. Trejo, el comportamiento adecuado va más allá de un comportamiento meramente moral y se refiere al llamamiento que Dios ha hecho a la comunidad y al mismo tiempo los desafía a pensar en cómo están respondiendo a ese llamamiento en su día a día. En su discurso, hizo todavía hincapié en la importancia de separar el plano meramente humano del plano espiritual para poder lograr unidad y paz en la comunidad de creyentes.
Fuente: Red de Comunicaciones – LAC
