MENSAJE DE PASCUA 2023
“Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con las puertas cerradas por miedo a las autoridades judías. Jesús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo: ¡Paz a ustedes!” (Juan 20: 19)
La profunda crisis de seguridad y violencia que vivimos como sociedad chilena nos confronta día a día con muertes injustas, inocentes, y con mucha violencia que nos conmueve y nos tiene desolados y encerrados de miedo. ¿Dónde renovar la esperanza y encontrar nuevas fuerzas para reconstruir la paz y la convivencia tranquila, justa y respetuosa?
Estamos en Semana Santa, como cristianos y cristianas conmemoramos y hacemos memoria de la muerte de Jesús en la cruz. El vía crucis y la pasión nos traen a la memoria lo cruel, lo perverso, lo injusto, y lo violento que puede llegar a ser la humanidad cuando pierde su humanidad. Como país este año conmemoramos 50 Años del Golpe de Estado, hito que inició una época de represión del Estado que dejó a 40.175 víctimas, entre ejecutados políticos, detenidos desaparecidos y muchas personas que sufrieron la prisión política y la tortura.
Es tiempo de pascua: tiempo de memoria. Hacemos memoria para que nunca más se repitan los tiempos de muerte, persecución, desaparición y tortura. La memoria ha de ser siempre nuestro espejo para que nunca más tengamos que vivir tiempos de muerte y oscuridad como los que antes ocurrieron en Chile.
Es tiempo de pascua: tiempo donde somos invitados al encuentro con el Resucitado, con Aquel que venció el poder de la muerte. En la oscuridad del tiempo presente y de nuestras vidas, hemos de recordar la luz de vida que brilla desde la tumba vacía.
La luz de vida de la tumba vacía de Jesús de Nazaret es nuestro horizonte de esperanza, de justicia y de paz. La Resurrección de Jesús nos moviliza a ver el poder de la vida sobre la muerte, es la fuente de nuevas fuerzas y esperanzas que encienden día a día luces de vida -que nos motivan y nos empoderan- para abrir las puertas de nuestros miedos y cerrar las puertas de la muerte. La Resurrección de Jesús es el fundamento de nuestra misión: Ser sal y luz del mundo.
La luz de la vida, de la esperanza y de la paz, se enciende poco a poco en la existencia de los discípulos y discípulas que estaban asustados y con las puertas cerradas. El contexto era hostil, había miedo y sensación de mucha inseguridad. Era de noche, todo era oscuro. La Buena Nueva anunciada por María Magdalena en la mañana no fue suficiente, el miedo estaba instalado y su peso tomaba más fuerza con la noche.
La noche encerrada por el miedo de los discípulos contrasta con la experiencia llena de luz que tuvo María Magdalena al encontrarse con Jesús Resucitado en la mañana (Juan 20: 1-18). Nuestras vidas y la historia de la humanidad es de contrastes: experiencias de oscuridad y muerte pero también de luz y vida. Transitamos entre la noche y el día. Pero, en este transitar hemos de tener presente que la noche se desvanece con la luz del nuevo día.
Jesús irrumpe en medio de los discípulos, y lo hace para traer paz y encender en sus corazones luces de vida, para mostrarles las manos y el costado con las marcas de la cruz. Las marcas que simbolizan la victoria de la vida sobre la muerte.
En la paz del Resucitado, la experiencia pascual se transforma en vida para los discípulos y discípulas. Es la fuerza movilizadora y liberadora que abre todas las puertas del miedo, para seguir el camino de Jesús que anuncia la cercanía del Reino de Dios.
Que en este tiempo pascual, donde nos encontramos encerrados por tantos miedos, podamos encontrarnos con el Resucitado y con su paz. Que este encuentro pueda encender la luz de la vida, de la justicia y de la paz en medio de la oscura noche que estamos transitando como sociedad.
Que el encuentro con el Resucitado haga brotar nuevas esperanzas y renueve nuestras fuerzas -como comunidades de fe-, para seguir dando testimonio de que la crueldad, la violencia, la tortura, la injusticia y la muerte, no tienen la última palabra sobre nuestro destino.
Que la fuerza transformadora de la Paz del Resucitado nos acompañe y que el soplo de su Espíritu nos llene de coraje, de nuevas fuerzas y esperanzas para abrir las puertas de nuestros miedos y anunciar las Buenas Nuevas de Salvación en Cristo Jesús.
Que el encuentro con el Resucitado con las marcas de la cruz fortalezca nuestra fe y nos anime en la esperanza, a fin de ser esperanza contra toda desesperanza. ¡Que así sea! ¡Amén!
Feliz Pascua de la Resurrección.
Pastora Izani Bruch
Obispa IELCH
6 de abril de 2023