Culto correspondiente al 2° Domingo de Cuaresma y Día Internacional de la Mujer, realizado este 5 de marzo en la Congregación La Trinidad. El Evangelio de Juan narra el diálogo entre Nicodemo y Jesús. Nicodemo está interesado en los milagros que Jesús realiza porque los ve como signos de autoridad y poder. Su fe no ha descubierto aún la fuerza de la misericordia y el amor de Dios.
Para Jesús, el verdadero milagro consiste en “nacer de nuevo”. Es decir, siguiendo la metáfora del parto, se trata de experimentar un cambio donde el protagonismo individual cede ante la gracia de Dios. No es que yo actúo sino que conmigo sucede. Quien lo vive se deja sorprender por la acción del Espíritu que no se somete a las expectativas de control de los seres humanos. Es la invitación a nacer a una Vida Nueva, donde Dios es la buena noticia que ilumina a todos sus hijos e hijas.
“Nacer de nuevo” es encarnar este cambio de perspectiva tanto en lo personal como en lo comunitario: “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él” (Juan 3: 17). “Éste es el Dios en quien Abraham creyó, el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que aún no existen” (Romanos 4: 17b). “El Señor es quien te cuida; el Señor es quien te protege, quien está junto a ti para ayudarte (…) El Señor te protege en todos tus caminos, ahora y siempre” (Salmo 121: 5, 8).
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