Culto correspondiente al “Domingo de la Eternidad” del Leccionario Alemán, realizado este 20 de noviembre en la Congregación La Reconciliación.
Esta conmemoración también es conocida como el “Domingo de los muertos”, y con ella concluye el año litúrgico, de la misma manera en que lo hacen las congregaciones que siguen el Leccionario Común y que celebraron a “Cristo Rey”.
Los textos se orientan hacia el final de todas las cosas, hacia el más allá, y especialmente hacia el recuerdo de los seres queridos que han partido durante este año.
En Romanos 8: 28-39, Pablo reitera una vez más el carácter incondicional de Cristo y su Evangelio: “Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (…) ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!» (Romanos 8: 37-39b).
En Apocalipsis 21: 1-7, la visión ofrece consuelo y justicia, porque Dios “Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor (…) Ya está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed le daré a beber del manantial del agua de la vida, sin que le cueste nada” (Apocalipsis 21: 4, 6).
La vida de las y los cristianos nunca ha sido fácil ni ha estado exenta de pérdidas, sufrimientos o dolor, pero en cambio, está fundada de principio a fin en aquella Esperanza inagotable que viene de Dios y que es Dios. El ciclo termina mirando a la Eternidad, pero comienza un nuevo año litúrgico con el Adviento y la llegada de Jesús a vivir entre nosotros y nosotras.
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