Culto Dominical correspondiente al Propio 15 del tiempo después de Pentecostés, realizado este 14 de agosto en la Congregación Belén – Comunidad La Bandera. Las palabras del Evangelio de esta semana son y suenan duras. Jesús habla de fuego, de división, de espada y de hipocresía (Lucas 12:49-56).
La alusión al fuego se refiere al precio de cruz de su mensaje: «Tengo que pasar por una terrible prueba, y ¡cómo sufro hasta que se lleve a cabo!» (Lucas 12:50). Con sus palabras y gestos cuestiona la religión de su tiempo, y la forma en que la sociedad enfrentaba la injusticia. Para Jesús la paz no es posible sin justicia social. Por eso fue denunciado a las autoridades como agitador del pueblo, porque perdonó a los pecadores, reintegró a los enfermos, y cuestionó la forma en que los maestros aplicaban la ley -sobre todo- en detrimento de los desfavorecidos.
Pablo dice: “Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12: 2).
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