En Pentecostés se celebra la venida del Espíritu sobre la primera comunidad cristiana como una experiencia de plenitud y comunión. La tercera persona de la Trinidad es habitualmente nombrada en masculino, pero en hebreo es en realidad La Espíritu, la Ruaj que abarca una multiplicidad de aspectos y dimensiones que invitan a revisar y ampliar las imágenes que tenemos de Dios.
Sobre este tema conversamos con la Rvda. Dra. Mercedes García Bachmann, pastora de la Iglesia Evangélica Luterana Unida de Argentina y Uruguay (IELU), profesora de Biblia con interés en la hermenéutica feminista y la construcción del género. Recientemente estuvo de visita en Chile durante la Conferencia de Liderazgo de las Américas. A ella le correspondió realizar el estudio bíblico principal sobre Ezequiel 37, y desde el cual se tomó el lema “Yo soplo sobre ustedes aliento de vida”.
-¿Cuál sería la importancia de hablar hoy en vez del Espíritu de Dios de la Ruaj? ¿Qué aporta eso a nuestro debate, a nuestro conocimiento?
R: Aporta comprender que los conceptos teológicos que tenemos no son neutrales ni caen del cielo. Son producto de un proceso histórico cultural, de cambios. Entonces, en el antiguo testamento tienes el término hebreo Ruaj que es femenino y que no es sólo espíritu. También es viento, aliento, soplo, brisa, huracán. Es decir, tiene una cantidad de dimensiones diferentes. Yo en la exposición explicaba que sólo en el capítulo 37 (de Ezequiel) tiene por lo menos cuatro dimensiones diferentes, como agente que junta elementos distintos o agente de transformación. El primer problema es que cuando una persona traduce tiene que elegir qué término va a usar, entonces hablamos o leemos un texto que dice el ‘espíritu’ de Dios y ya pensamos en el Espíritu Santo de la Trinidad. Pero hay muchas otras posibilidades.
R: En los textos donde figura el o la Espíritu Santo –la Ruaj-, aparece que desde el comienzo está empollando la Creación. Ahora, quienes empollan algo son las gallinas u otras aves por ejemplo. Entonces, acá tienes una imagen de Dios que no es la de un varón guerrero, que es la imagen más tradicional de Dios, o un viejito de barba blanca. En el Antiguo Testamento aparece la imagen del águila bajo cuyas alas Israel encuentra protección, y después hay que recordar que Jesús dijo que hubiera querido proteger a Jerusalén como una gallina protege a sus pollitos. Entonces hablar de la Ruaj como femenino es –primero- pensar en todas estas otras acepciones de la presencia de Dios desde la Creación en adelante. Y –segundo- es darnos cuenta de que en la Trinidad no es todo masculino.
Imágenes de Dios y acoso sexual
García Bachmann nos comparte una reflexión que –aunque es original de un blog feminista- le llama la atención porque relaciona la pérdida de este aspecto femenino del Espíritu con el acoso sexual.
-En 1 Corintios 6:19 Pablo imagina el cuerpo como templo del Espíritu Santo, es decir como un lugar habitado por la presencia de Dios. ¿Se podría decir que la traducción en masculino ha reforzado la visión patriarcal que identifica al espíritu con el varón y desvaloriza el cuerpo de las mujeres?
R: Lo que se menciona es que la Espíritu Santo nos permite ver una dimensión divina femenina, que por ser divina es valorada. Porque el problema que tenemos en nuestro sistema patriarcal, jerárquico, binario, es que se valora lo masculino por sobre lo femenino. Entonces pasa que Dios es masculino y ¿cuánto nos cuesta hablar de Dios en términos que no sean Él o Padre? Entonces, si podemos empezar a pensar en Dios con –por ejemplo- una dimensión femenina, hacemos el camino inverso y empezamos a valorar lo femenino. Dios no es ni varón ni mujer –lo sabemos-, lo dice la Biblia pero no nos acordamos siempre.
R: Lo que ese Blog planteaba era que si pudiéramos retomar o revalorar una imagen femenina de Dios a través de La Espíritu, el acoso sexual tendría una base de apoyo menos porque seríamos mucho más conscientes de la dimensión divina de lo femenino. Yo te diría más: los cuerpos masculinos están santificados por un espíritu que no es masculino. Me parece que un problema con el patriarcado no es solamente que no valora lo femenino, sino que tiene mucho temor a perder condiciones masculinas, características masculinas, se tiene que revisar esa masculinidad hegemónica y todopoderosa. Si uno no conoce todas esas cosas, pierde una dimensión de lo que el texto está diciendo sin ponerlo en tantas palabras. Porque el texto no nos dice ‘la explicación es esta’, simplemente nos cuenta algo que para su cultura era conocido. Así que tenemos que revisar las imágenes de Dios, tenemos que revisar como hablamos de Dios: Padre -o creador mejor-; Dios hijo, Jesús; y el o la Espíritu, o la Ruaj que me gusta mucho.
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