Culto correspondiente al Domingo de Pentecostés, realizado este 5 de junio en la Congregación La Reconciliación y que contó con una presentación de los Coros Frohsinn y Divertimento.
En Hechos 2: 1-11 se narra el acontecimiento de la venida del Espíritu, en tanto que en Romanos 8: 5-11 se puede leer la valoración que Pablo hace del Espíritu y su importancia para la vida personal y comunitaria. En el mundo cristiano muchas veces ha prevalecido una dicotomía entre lo celestial y lo terrenal, entre lo que es del espíritu y lo que es ‘terrestre’ y pertenece al pecado. Sin embargo, para el Apóstol este lado oscuro de la existencia no se encuentra en algo específico o porque nuestra realidad haya dejado de ser como antes, sino precisamente en la «naturaleza débil» que todos compartimos.
Por eso, para Pablo lo que anima a preocuparse por lo bueno y para levantarse después de una caída es la fuerza divina del Espíritu Santo que hace presente al Resucitado y su mensaje de amor: «Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor» (1 Corintios 13:13). El cambio es lo normal y los desafíos son parte de la vida del Espíritu.
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