“Y todos quedaron llenos de Espíritu Santo…”
Hechos 2: 4ª
Queridos hermanos, queridas hermanas en Cristo
Hace una semana estuvimos reunidos como iglesia en nuestra Convención y Sínodo Extraordinario inspirados por las palabras del evangelio de Juan 17:21 “Para que todos sean uno: repesando la IELCH”. Primeramente quiero expresar mi gratitud a todos, las y los miembros que participaron con sus dones y tiempo, haciendo acontecer después de dos años nuestro primer encuentro presencial, que estuvo marcado por la unidad y el respeto en nuestra diversidad que nos caracteriza como IELCH.
Podemos dar testimonio que el Espíritu Santo actuó en cada uno/una de nosotros y nosotras, dándonos unidad, aliento, capacidad de diálogo, resiliencia, y discernimiento para escucharnos sobre qué iglesia queremos ser. La acción del Espíritu de Dios nos guió y nos condujo a reconocernos como miembros de un solo cuerpo, que necesitamos dar pasos hacia el fortalecimiento institucional a fin de dar razón y testimonio de que nos necesitamos mutuamente en la misión que Dios nos ha encomendado.
A muchos y muchas nos sorprendió el espíritu de hermandad y respeto que se desarrolló tanto en la Convención como en el Sínodo Extraordinario. El espíritu santo crea y recrea comunidad, actúa para infundir unidad y vínculos de amor a fin de que podamos seguir siendo una iglesia al servicio de la esperanza, una iglesia abierta para todas las personas, sin exclusiones, pues “Dios no hace acepción de personas”(Hechos 10:34).
El viento del Espíritu de Dios nos llevó a abrir las ventanas y puertas de nuestros sueños, y empezar un nuevo camino a partir de las orientaciones comunitarias de nuestra Convención, que buscan fortalecer nuestra comunión y ser una iglesia -que es y se hace- en el espíritu de Jesús de Nazaret.
En realidad, cuando escuchamos el texto sobre la venida del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés, podemos decir que lo que vivimos en nuestra Convención y Sínodo Extraordinario fue la manifestación del Espíritu Santo: “Y quedamos llenos del Espíritu Santo”, pues en nuestra diversidad aconteció la unidad, atrás quedaron las sospechas, nuestros miedos, los encierros, y nos abrimos para soñar juntos y juntas, jóvenes y viejos, nuevas esperanzas y caminos para nuestra Iglesia.
En el mismo espíritu de la oración de Jesús: “Para que todos sean uno” (Juan 17:21), les invito a celebrar este domingo Pentecostés, orando juntas y juntos:
“Derrama sobre nosotros, sobre cada uno y cada una, tu Espíritu, Señor. Haz que lo recibamos como un fuego vivo que alumbre nuestras comunidades, guiándonos hacia un verdadero compromiso con la vida abundante. Permite que el calor de ese fuego nos dé la energía necesaria para enfrentar las dificultades que se presentan, y también nos llene de valentía para luchar contra todo lo que atenta contra la justicia y la paz. Derrama TU Espíritu, Señor, haz que lo recibamos como un fuego vivo que nos una como verdadero pueblo cristiano, ganando así mucha fuerza, para consolar, apoyar, sostener, mantener y principalmente crecer en coherencia cristiana, haciéndonos testigos fieles de TU mensaje, en el medio de nuestro pueblo.”
“Aviva, Señor, ese fuego vivo, ¡tú verdadero Espíritu, Señor! Así podremos con fe y amor combatir mejor toda violencia y discriminación, vivir la unidad en la diversidad, transformarnos en verdaderos pacificadores y pacificadoras. ¡Escúchanos! Señor, Amén” (Inés Simeone).
Que el soplo del Espíritu Santo que descendió en Pentecostés, venga sobre nuestras vidas, comunidades y sociedad, y haga nuevas todas las cosas. Que la fuerza del soplo de Dios nos impulse a que todos y todas seamos uno, a fin de que seamos una Iglesia al servicio de la esperanza para que todos y todas alcancen la salvación.
En la gracia y paz de Dios, les abrazo fraternalmente y sororalmente en este Pentecostés, en la confianza que llenos y llenas del Espíritu Santo seguiremos dando testimonio del amor, de la misericordia, justicia y paz de Dios en el mundo.
Un bendecido domingo de Pentecostés,
Pastora Izani Bruch
Obispa de la IELCH
Santiago, 5 de junio de 2022.
Foto: EKD / Deutsche Bibelgesellschaft
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