“¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que está vivo? No está aquí, sino que ha resucitado” (Lucas 24:6)

 Estimados hermanos, estimadas hermanas:

Gracia y paz de Dios sea con ustedes. En tiempos donde la muerte parece triunfar sobre la vida, se nos hace difícil ver la vida. Como las mujeres que van al sepulcro, estamos llenos de miedo por las diferentes experiencias de dolor y sufrimiento que atraviesa nuestra humanidad y toda la creación de Dios.  Vivimos en la violencia, resignación, en la falta de amor, falta de justicia y paz. Nuestro trajín cotidiano hace dos años ha sido afectado brutalmente por una pandemia mundial que agudizó las diferentes situaciones de crisis que ya estábamos viviendo como sociedad.

En este contexto de una humanidad sufriente, desesperanzada y cansada, nos llega a través del testimonio de mujeres llenas de miedo que la tumba de Jesús, de aquel que sufrió la tortura, la muerte de cruz como consecuencia de la deshumanización y de la violencia, está vacía. “¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que está vivo? No está aquí, sino que ha resucitado”.

¡Qué hermosa noticia! La vida es más fuerte que todas las señales de muerte que nos rodean. Pascua es la celebración de la manifestación de la vida, de que es posible renacer y levantarse frente los poderes que generan muertes y crucifican vidas.

La tumba está vacía, Cristo resucitó, nueva vida y nuevas esperanzas trae a los desilusionados, cansados y sufrientes, aleluya.  En este tiempo, donde nos cuesta ver y celebrar la vida, rogamos a nuestro Dios que renueve nuestra fe en esta buena noticia que nos trae el evangelista Lucas: “No está aquí, sino que ha resucitado”.

Que en este tiempo de Pascua, seamos abrazados/as e inspirados/as por esta buena nueva con que Dios pone fin a los reinados de muerte. Que nuestros miedos y llantos sean transformados en coraje, alegría y esperanza. Que la celebración de la Pascua de la Resurrección abra un nuevo horizonte de vida que nos permita levantarnos y salir de los sepulcros (de los lugares de muerte), y ser mensajeros y mensajeras de vida. Que nuestro testimonio en palabras y acciones, como Iglesia Evangélica Luterana en Chile, sea que la vida y el amor siempre serán más fuerte que la muerte, la violencia y el odio.

Reafirmamos en comunidad que nuestro Dios es un Dios de vida, de justicia y paz. La Pascua es la esperanza y la certeza de una nueva vida, de que la muerte no tiene la última palabra sobre nuestras vidas.

Les deseo una bendecida y feliz Pascua de la Resurrección. Y que Dios en su gracia nos ayude y disponga nuestras vidas para ser signos visibles de resurrección, y que junto a Él podamos ser esperanza contra toda desesperanza.  Amén.

Pastora Izani Bruch
Obispa de la IELCH

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