Llamado:
Preocupados por el clima imperante en relación con la Convención Constitucional (CC), integrantes de organizaciones religiosas de nuestro país hemos hecho un proceso de escucha a nuestras comunidades de fe y a la población en general para conocer sus inquietudes y esperanzas con la marcha del proceso constituyente.
Hemos constatado un alto grado de desinformación y de información engañosa sobre lo que acontece en la CC, provocando confusión e incertidumbre que finalmente deriva en perplejidad, incluso en angustia.
Muchas personas y comunidades enteras no entienden lo que está pasando y no saben qué hacer ni qué posición van a tomar en el plebiscito de salida, aunque muy mayoritariamente votaron apruebo en la consulta inicial. También hemos encontrado visiones positivas del devenir de la CC, pero principalmente entre personas con mayor formación y compromiso políticos.
Desde nuestra identidad de miembros de iglesias, organizaciones y comunidades cristianas quisiéramos contribuir al discernimiento en esta situación entregando algunos criterios de la ética cristiana inspirada en la vida de Jesucristo.
1. Analizar el contexto. La conducta ética está siempre situada en un contexto que motiva y explica la toma de posición. En el caso de la CC el contexto de su creación es una profunda crisis social que tiene como base el modelo de sociedad construido en el marco de la constitución vigente que consagra el individualismo como la condición humana natural, generando injusticias, discriminación, exclusión, además de la explotación indiscriminada del medio ambiente. Por eso, cambiar esa constitución fue la decisión súper mayoritaria de la ciudadanía y una exigencia para la ética cristiana.
2. Buscar la verdad. Este cambio necesario está siendo resistido por algunos y muchas veces tergiversado. Para discernir qué conducta o qué opción tomar en situaciones complejas como esta es imperativo conocer la verdad. Para ello no hay que ser ingenuos dando crédito a cualquier cosa que se diga, más aún en este caso en que hay grupos con poderosos medios de comunicación que han estado desde el inicio en contra de una nueva constitución. Buscar información a través de fuentes confiables, para tratar de conocer la verdad y no dejarse llevar por información tendenciosa, ni menos difundirla, es otro criterio para nuestra conducta moral.
3. Optar por la justicia. Una constitución define los grandes lineamientos programáticos para construir la vida en sociedad. La nueva constitución debe juzgarse primeramente por su orientación hacia el tipo de sociedad y de convivencia social que busca crear en el país. Desde la ética cristiana la principal inspiración es el mandamiento del amor y la búsqueda de la justicia. Ambas conductas están en el centro del ideario y de la práctica de Jesús. Es importante no enredarse en cuestiones laterales a lo principal, en aspectos prácticos y menos en conveniencias personales o de grupos minoritarios. Lo determinante es preguntarse si la nueva constitución es coherente con el llamado de Jesús a buscar primero el Reino de Dios y su Justicia, confiando en que, si eso es así, lo demás (paz, bienestar, seguridad, etc.) llega como consecuencia.
4. Apoyar el bien mayor. En situaciones donde una decisión involucra una gran cantidad de efectos, algunos de ellos conflictivos o contradictorios con las propias convicciones, la conducta ética es aquella que no se paraliza, sino la que discierne con todos los elementos de juicio y toma la decisión de dar su apoyo al bien mayor en medio de la ambivalencia. La prescindencia no fue nunca la opción de Jesús. Tampoco el apego a la tradición, ni siquiera al mandato de las escrituras, lo que le valió ser catalogado de inmoral. Su criterio fue siempre optar por lo que libera al ser humano de todas las ataduras físicas, sociales, religiosas, etc., que le dificultan tener una vida digna.
5. Actuar en conciencia. El parámetro para juzgar nuestra conducta ética es, en definitiva, la propia conciencia, bien informada. No hay nada que reemplace a la propia conciencia: ni la autoridad religiosa, ni la normativa eclesial, ni cualquier otro factor externo. Eso no significa prescindir de los consejos de otras personas o de las fuentes que orientan nuestro actuar, pero ellos son insumos para que cada persona tome sus decisiones según su conciencia personal, bien informada, reflexionada y asumida.
Desde nuestra mirada de fe religiosa, vemos que la demanda por dignidad surgida de los movimientos sociales y canalizada en la creación de una nueva constitución es un “signo de los tiempos”. Creemos que el Gran Espíritu está presente en este esfuerzo por crear una nueva constitución. Por ello, queremos hacer un llamado primeramente a integrantes de iglesias, organizaciones y comunidades cristianas de distintas denominaciones, pero más ampliamente invitar a todas las personas que sinceramente buscan el bien del país, a que en los próximos meses y en especial en el plebiscito de salida se informen, juzguen y tomen su decisión final sobre la nueva constitución basados en los criterios básicos de la conducta ética que hemos propuesto.
Iglesia Evangélica Luterana en Chile
Centro Ecuménico Diego de Medellín
ComunidadTeológicadeChile
Comunidad Ecuménica Martin Luther King
Amerindia Chile
Comunidad Pachacuti
Red de Laicos y Laicas de Santiago
Comité Oscar Romero – SICSAL Chile
Comunidad Oscar Romero Región de Valparaíso
Convida 20 Chile
Santiago de Chile, 12 de abril de 2022