Culto correspondiente al 4° Domingo en Cuaresma, realizado este 27 de marzo en El Buen Samaritano. La parábola del hijo pródigo (Lucas 15: 11-32) es contada por Jesús en un momento en que está siendo cuestionado por los maestros de la ley, porque se relaciona con «gente de mala fama» y «recibe a los pecadores y come con ellos» (Lucas 15: 1-2). La historia del padre y sus dos hijos es una invitación a reconocer que todos necesitamos igualmente del amor de Dios.
Así también lo explica Pablo: «Todo esto es la obra de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el encargo de anunciar la reconciliación. Es decir que, en Cristo, Dios estaba reconciliando consigo mismo al mundo, sin tomar en cuenta los pecados de los hombres; y a nosotros nos encargó que diéramos a conocer este mensaje» (2 Corintios 5: 18-19).
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