«No estamos solos y solas, abandonados/as a nuestra suerte. Dios vino a nuestro encuentro, hizo su morada y habitó entre nosotros y nosotras. No tengamos miedo, Dios se hace presente en medio de nuestra humanidad quebrantada y herida para mostrarnos su amor y misericordia que son nuestro amparo y fortaleza en esta época tan difícil e incierta. No tengan miedo, celebremos la encarnación del amor, de la gracia y de la misericordia inmensurable del Dios con nosotros y nosotras. Amor, gracia y misericordia que nos hacen hijos e hijas de Dios libres para amar y comprometernos con la nueva humanidad que nos trae el niño Jesús nacido en Belén.»