La verdad de Dios es la misericordia, la justicia y la compasión

El último domingo del año litúrgico antes de Adviento, está dedicado a la figura y paradoja de “Cristo Rey”. En este sentido, la pastora Gloria Rojas compartió su reflexión durante el culto celebrado en la Congregación La Trinidad. El texto de Juan 18: 33-37 nos presenta a un Jesús llevado ante Pilato, por una delación que lo acusa de ser “el rey de los judíos”.

Como la escena es un montaje, Jesús contesta a la imputación recordando que su reino “no es de este mundo”. Y con esas palabras, nos devuelve al centro del Evangelio, es decir, a la predicación del Reino donde la verdad de Dios es la misericordia, la justicia y la compasión.

La Pastora recordó que el pasaje no resulta ajeno a la historia reciente, de hecho “en los primeros años del Golpe Militar en Chile y en muchos países latinoamericanos, –la delación- o delatar a las personas ante las autoridades militares fue uno de los grandes dolores en aquellos años. Personas que habían tenido una mala relación con un pariente, con un vecino, con un amigo, conocido o trabajadores, se lo ‘sacaban de encima’ acusándolos de comunistas, portador de armamento, o simplemente de contrario al régimen. Esta acción, todas las veces significó tortura, encarcelamiento, minimización de la persona humana, y hasta la desaparición.”

Algo similar ocurrió con los crímenes cometidos contra la población judía y otros grupos durante la Alemania Nazi. Esa violencia es también lo que está detrás de la acusación, porque Jesús es “uno de esos delatados, acusado, torturado, y expuesto a la muerte”, manifestó.

No es su Reino

“Con sus enseñanzas, vida y consecuencia en su accionar, se nos muestra a un Jesús que no tiene dónde recostar su cabeza” y que está “dispuesto a enseñar, ayudar, acompañar y mostrar la misericordia de Dios sin acepción de personas y de ninguna clase, y cuidando siempre la dignidad, el respeto y el bienestar de las personas”. Por eso, “su reino no es de este mundo, sociedad, país, –e inclusive- de iglesias que desconocen lo que está sucediendo a su alrededor. Por ello, continuamente la predicación del Evangelio nos llama a la cordura y a no perder el norte en nuestras relaciones y –sin duda- acciones”, sostuvo.

“El Evangelio de Cristo es anunciar la verdad de Dios. La verdad de Cristo. La misericordia de Dios, la justicia de Dios, la compasión de Dios. En definitiva, el amor de Dios, cuyo reino no es de este mundo, ni tiene relación con nuestras mezquindades, con nuestros egoísmos, con nuestras traiciones, con nuestras injurias, con nuestras vejaciones, con nuestras envidias y mentiras que infligimos sobre nuestro prójimo. Hay líderes –y lideresas también-, civiles y eclesiásticos que se valen de otras personas para expresar –no el amor-, sino todo su odio, malestar y discriminación en contra de quienes no son de su agrado, o no hacen lo que ellos quieren. Y esto es en todos los ámbitos y en todos los tiempos”, enfatizó.

Gloria Rojas concluyó citando a Pablo, cuando nos llama a poner nuestras causas en las manos de Dios. Porque al final, dice el texto, ‘a mí me corresponde hacer justicia –dice el Señor-’: ‘No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien” (Romanos 12:21). Y pidió al Señor “que nos dé la entereza para unirnos en la verdad que es Cristo, y dar señales del Reino de Dios en donde nos encontremos.”

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