Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos.
Mateo 18:3b-4
En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? ¿Quién es el mayor? Los discípulos a menudo se preocupaban por la cuestión de la grandeza. Parecería que hicieron esta pregunta pensando que Jesús ya había escogido a uno de ellos como el mayor, o como si hubieran querido que Jesús escogiera a uno de ellos.
Los discípulos querían saber quién tenía la posición más alta en el reino de los cielos, que Jesús establecería prontamente. Sin duda ellos estaban imaginando un reino en su forma terrenal, una monarquía terrenal, como los reinos terrenales. Podemos imaginar esta escena, los discípulos discutiendo entre ellos acerca de cuál de ellos era el mayor. Lo que hace pensar que ellos deseaban que Jesús resolviera el asunto.
Y llamando Jesús a un niño: Jesús tal vez respondió la pregunta, “¿quién es el mayor?” Jesús atrajo la atención de sus discípulos haciendo que vieran a un niño como ejemplo. El hecho de que el niño vino cuando Jesús lo llamó, nos dice algo acerca de Jesús. Él era el tipo de hombre al cual los niños irían voluntariamente hacia él. Un niño en la época de Jesús era una persona sin importancia en la sociedad judía, sujeto a las autoridades de los ancianos, no siendo tomados en serio, eran a quienes se les tenía que cuidar, de ningún modo alguien a quien admirar. Esto probablemente significó una gran decepción para los discípulos. Ellos sabían que los niños eran considerados más como propiedad que como individuos, podían ser vistos, pero no escuchados. Jesús dijo que tenemos que tomar este lugar para entrar en el reino, nada dijo de ser el mayor en el reino.
Mariela Sufan.
Pastora Congregación San Pedro