“Sean ustedes compasivos, como también su Padre es compasivo”
Lucas 6:36
Ser compasivos y compasivas o misericordiosos y misericordiosas. Difícil mandato del evangelio de hoy que nos invita a cambiar de actitud, a amar sin ninguna distinción, amar a amigos y enemigos por igual. Jesús nos invita a construir una nueva experiencia y manera de relacionarnos con nuestro prójimo/prójima que tiene como fundamento la relación de Dios con nosotros y nosotras. Somos invitados/as a imitar el actuar de Dios que es lleno de ternura, compasión y misericordia para con todos y todas, buenos y malos, que hace brillar el sol sobre justo e injustos (Mt 5:45).
¿Qué significa ser compasivo o ser misericordioso como Dios? Qué difícil es actuar con compasión y misericordia en un mundo donde nuestras vidas están llenas de desamor, violencia, competencias, discriminaciones, donde nos vemos rodeados de realidades y discursos que nos enseñan todo lo contrario. La propuesta de Jesús de amar, de ser compasivos/as así como Dios es con nosotros y nosotras es muy difícil de practicar, porque presupone seguir actuando con amor, compasión y misericordia, independientemente de lo que haga o deje de hacer la otra persona, si me insulta, maltrata u ofende. Nuestro corazón humano piensa a menudo en la venganza, en responder al mal con mal, la violencia con violencia.
Ser compasivos y misericordiosos como Dios implica de parte nuestra disposición a un cambio de actitud, a un proceso de conversión a fin de que Dios en su gracia transforme nuestras posturas para que podamos romper con la cultura en que nos seguimos moviéndonos del “ojo por ojo, diente por diente” y abrirnos a la novedad del amor compasivo y misericordioso de Dios que nos presenta Jesús.
Que Dios nos ayude a practicar este mandato evangélico e irradiar su amor incondicional en medio nuestro. Amén
Izani Bruch