“Porque yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano; yo te he dicho: “No tengas miedo, yo te ayudo.” Isaías 41: 13
Queridos hermanos, queridas hermanas en Cristo. La pandemia del Virus COVID-19 tiene la humanidad sumida en la angustia y desesperanza.
Estamos caminando por nuestro propio desierto de incertidumbres en este tiempo de
cuaresma.
En este momento de vulnerabilidad en que nos encontramos, el profeta Isaías nos anima a confiar en un Dios que nos toma de la mano y que nos abraza en nuestra fragilidad y nos
sostiene en este a caminar incierto transformando en su gracia nuestra desesperanza en esperanza. Saberse acompañados/as por Dios en este tiempo crítico es un bálsamo de paz y tranquilidad que nos da fuerza para seguir caminando y enfrentando nuestros miedos y temores, en la confianza que hay un nuevo mañana.
Es un tiempo donde somos invitados e invitadas a aislarnos, a estar en nuestras casas, a ser comunidad de modo diferente y a actuar con amor y cuidado hacia nuestro prójimo y prójima. La medida preventiva de aislamiento puede causarnos la sensación de soledad en un momento que más que nunca nos necesitamos mutuamente y extrañamos los abrazos. Sin embargo, estamos llamados y llamadas a respetar rigorosamente y responsablemente esta medida sanitaria. Pero, mantengámonos unidos y unidas en la fe y en la misma esperanza, que es Cristo Jesús. Como miembros del cuerpo de Cristo, compartimos una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos y todas (Efesios 4: 5). Estamos unidos y unidas con Jesucristo por la acción del Espíritu Santo en nuestras vida.
Hermanos y hermanas, vivamos nuestra comunión desde nuestros hogares en la oración de unos por los otros, animándonos y dando testimonio del cuidado amoroso de Dios para con su pueblo. Oramos, leamos la palabra de Dios, cantemos y seamos palabra de esperanza y consuelo en medio de esta pandemia.
Tengamos fe y cuidémonos en la confianza que Dios consuela los corazones quebrantados, viene a nuestro encuentro y nos toma de la mano para ayudarnos en este tiempo de fragilidad.
Que el amor de Cristo nos motive al cuidado y a buscar el bien común de todos y todas.
Les saluda y les abraza en Cristo Jesús,
Pastora Izani
Obispa-IELCH