“Fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable” (Amós 5: 24)
Queridos hermanos y queridas hermanas
Les saludo en la gracia y paz de Dios, deseándoles un bendecido tiempo de Cuaresma y preparación para la celebración de la Pascua. En especial saludamos a nuestros hermanos y hermanas de la Congregación La Paz y expresamos nuestra solidaridad y acompañamiento frente al atentado que ocurrió el jueves 27 de febrero cuando desarrollaban un conversatorio sobre el proceso constituyente.
Repudiamos este acto de violencia y esperamos que los tribunales de justicia hagan su trabajo a fin de que hechos de violencia como este no vuelva a repetirse en ningún espacio de nuestra sociedad. Nuestro país está viviendo un momento histórico dónde la ciudadanía busca cambios profundos para terminar con las injusticias sociales que tanto daño han hecho a la dignidad y la vida de nuestro pueblo.
El plebiscito del 26 de abril para votar por una nueva constitución para el país genera sentimientos antagónicos. De un lado, el rechazo, del otro lado, el apruebo. Celebramos la diversidad de opiniones y pensamientos en la sociedad y en la iglesia, sin embargo, las opiniones y pensamientos nunca deben ser expresados desde el uso de la violencia y de la violación de los derechos humanos. Es preocupante el nivel de polarización y fragmentación, de violencia y odio que estamos experimentando en nuestro país. Uno de los principios de nuestra iglesia y del país es la democracia, donde todas las personas tienen el derecho a manifestar y expresar su opinión de acuerdo a su pensar.
La Iglesia Evangélica Luterana en Chile desde sus orígenes estuvo involucrada en los diferentes procesos políticos de Chile, teniendo en consideración la separación de iglesia y estado. Desde la convicción evangélica que marca nuestra identidad y confesión de fe, reafirmamos nuestro compromiso con la vida, dignidad, justicia y defensa de los derechos humanos tal como hemos afirmado durante los años de la dictadura militar. La violencia busca instalar el miedo, no obstante, desde la libertad ganada en Cristo seguiremos ejerciendo nuestra ciudadanía cristiana siendo parte activa en las diferentes demandas sociales de nuestro país que buscan vida digna, justicia, equidad y paz para nuestro pueblo.
Como parte de la tradición protestante la IELCH promueve la libertad de conciencia e intenta no ejercer la coacción en su membresía. Como personas cristianas, ciudadanos/ciudadanas y miembros de nuestra iglesia, somos interpelados a actuar consecuentemente desde el Evangelio en los diferentes espacios eclesiales y sociales. Entendemos que es nuestra responsabilidad en el actual contexto, animar y promover espacios de diálogos y encuentros donde puedan acontecer debates comunitarios y evangélicos sobre el proceso constituyente. El conocimiento y el discernimiento son fundamentales para que podamos en libertad de conciencia participar como evangélicos luteranos en el plebiscito del 26 de abril.
Queridos hermanos, queridas hermanas les invito a no tener miedo de ser parte de este momento histórico de nuestro país. Seamos una iglesia fiel a Cristo, dando un testimonio de servicio y de construcción de la esperanza contra toda desesperanza. Pongamos nuestra diversidad de dones en este sueño colectivo de construir juntos y juntas un país mejor. Les animo a seguir a través de nuestras comunidades y congregaciones abriendo espacios para el diálogo y el debate junto a otras organizaciones civiles.
Estamos en tiempo de Cuaresma donde acompañamos el camino de Jesús a la cruz. Que podamos a través del respeto, de la no violencia y del diálogo caminar el camino que Cristo nos propone desde su Evangelio liberador. Confiamos que así como Cristo orientó sus discípulos, Él también nos dará discernimiento para participar responsablemente de este proceso histórico que estamos viviendo. La Cruz de Cristo nos interpela siempre a mirar con misericordia y amor a nuestro prójimo y sus necesidades. Que este tiempo de cuaresma y camino al plebiscito nacional por una nueva constitución podamos caminar con confianza y esperanza de poder celebrar un nuevo Chile, donde “fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable” (Amós 5: 24)
Con cariño, Pastora Izani Bruch
Obispa de la IELCH
Santiago 29 de febrero 2020.