“Y yo pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con Ustedes…No los voy a dejar huérfanos” Juan 14: 16; 18ª.
Queridos hermanos, queridas hermanas en Cristo
Este domingo 09 de junio es un día muy especial para nosotros cristianos y cristianas. Celebraremos Pentecostés, la venida del Espíritu Santo sobre los primeros cristianos y cristianas que estaban reunidos en Jerusalén (Hechos 2.1-21). Cincuenta días después de la Pascua, de la resurrección, aconteció la promesa de Jesús de que no nos deja solos, huérfanos y huérfanas.
Jesús antes de emprender el camino de la cruz, en su discurso de despedida comunica a sus discípulos y discípulas la promesa del Paráclito, el defensor y espíritu de la verdad que ha de sostenerlos, acompañarlos y capacitarlos en la tarea de dar testimonio y anunciar su resurrección y su buena nueva en el mundo.
Los discípulos y discípulas han de dar continuidad a la misión de Dios en el mundo en el nombre de Jesús. La promesa de Jesús apunta a animar a sus discípulos y discípulas, revelando que ellos y ellas podrán hacer frente a las diferentes situaciones que serán confrontados después de su muerte y resurrección.
En su promesa, Jesús presenta al Espíritu Santo como otro » defensor, abogado o ayudante». Como aquel que defiende una causa en los tribunales. Frente a la hostilidad del mundo, la persecución, tortura y muerte a que estarán expuestos por causa del evangelio, la comunidad de Jesús, tiene como defensor el Espíritu Santo, que permanecerá para siempre en la vida de la comunidad. El Espíritu de la Verdad, o sea, el Espíritu de Jesús acompaña y sostiene a su comunidad en todos sus gestos y acciones en búsqueda de libertad, justicia, paz y vida, como lo hizo Jesús.
Hace pocos días nos reunimos para llevar a cabo nuestro X Sínodo Ordinario bajo el lema “ Espíritu Santo recrea tu iglesia”, confiando a la acción del Espíritu Santo la necesidad de un nuevo tiempo para nuestra iglesia. Y guiados y sostenidos en el Espíritu de la Verdad, en el Espíritu de Jesús hemos decidido líneas de acciones y hemos confiado esta tarea a hermanos y hermanas, que fueron elegidos para conformar el nuevo Consejo Sinodal. En nuestras reflexiones como iglesia, en fidelidad al evangelio, hemos sido interpelados a abrir caminos que recrean nuestro propio sentido de ser iglesia de Cristo en el Chile de hoy.
Como iglesia nos enfrentamos a un mundo deshumanizado, de la mentira, de la fragmentación, del consumo, de destrucción ambiental, de exclusiones y divisiones, un mundo que se opone al Espíritu de la Verdad. Necesitamos tener mucha fuerza y coraje para enfrentar las diferentes problemáticas y desafíos que estamos llamados y llamadas a trabajar desde la perspectiva del Reino de Dios.
Y nos preguntamos: ¿Quién nos sostendrá en esta tarea? ¿Quién nos guiará? El Espíritu Santo recrea, hace nuevas todas las cosas. La fuerza y la sabiduría vienen del Espíritu Santo (Paráclito) que sopla en las grietas estrechas y abre nuevos caminos para la continuidad de la misión de Jesús en el mundo. Tengamos presente la promesa de Jesús: “Y yo pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con Ustedes…No los voy a dejar huérfanos”.
El Evangelio afirma que no estamos huérfanos y huérfanas en nuestra misión de ser sal y luz en el mundo. En esta esperanza, les animo a celebrar pentecostés, a experimentar y a vivir en el amor de Dios en nuestras vidas y espacios comunitarios. Los y las que viven en el amor de Dios experimentan la fuerza del Espíritu Santo. Y este Espíritu de la Verdad nos acompañará y y permanecerá con nosotros y nosotras, dándonos la fuerza y coraje para hacer frente nuestras dificultades, miedos, angustias, soledades, desesperanzas y desafíos.
En la confianza y certeza que Cristo es nuestro consolador y defensor, les deseo a Ustedes, hermanos y hermanas, una bendecida fiesta de Pentecostés.
En Cristo,
Pastora Izani Bruch
Obispa-IELCH