“Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” Hechos.20
A las personas de buena voluntad
La Conferencia Pastoral de la Iglesia Evangélica Luterana en Chile, reunida en la Congregación La Trinidad de Santiago, entre los días 14 y 15 del presente mes, ha reflexionado en torno a los sucesos acaecidos en los últimos días y que tienen relación con el homicidio del comunero mapuche Sr. Camilo Catrillanca y el apremio físico, privación de libertad y amenazas que sufrió el joven de iniciales MPC que lo acompañaba en la Comuna de Ercilla.
Con gran consternación -a medida que pasan las horas y los días- nos vamos enterando de las acciones y encubrimiento, que miembros del GOPE o Comando Jungla, han llevado a efecto en esta situación, y quizás cuantas más, justificándolas en razón del “Plan Araucanía”.
Solidarizamos con su esposa e hijos, su familia en general y con su lov o comunidad en que vivía, expresando nuestro respeto y el deseo de justicia y paz para el pueblo Mapuche expoliado tan profundamente a través de los años, a través de los siglos.
Oramos y levantamos nuestras voces llamando al cese de la violencia de Estado en el Wallmapu y llamándonos, como sociedad y Estado, a reconocer al pueblo Mapuche y a otros pueblos originarios en todos sus derechos.
El texto que acompaña esta carta está tomado de Hechos 20 en que los discípulos de Jesús, Juan y Pedro, fueron apresados por las autoridades de la época por dar testimonio del amor, misericordia, sanidad y justicia en Cristo, testimonio que dieron a pesar de todo lo que estaba en su contra. Nosotros y nosotras no podemos callar tampoco frente a la violencia que se desata entre el estado y el pueblo Mapuche. Por lo anterior, hacemos un llamado a toda persona para el cese de la violencia en la zona, y para sustituirla por respeto y solidaridad.
Esta es nuestra motivación para declarar que la destrucción de evidencia y abuso de la fuerza, que se observa hoy especialmente en el Wallmapu, deja en claro que este tipo de militarización no ayuda sino que empeora la situación. Las investigaciones de un fiscal de Derechos Humanos es la forma más justa de evaluar lo que ha sucedido y que ha dejado como consecuencia a toda la comunidad Mapuche herida, a una madre embarazada llorando la pérdida de su esposo muerto y a un hijo huérfano.
Hay deudas históricas con el pueblo Mapuche que no han sido solucionadas y que permanecen en la memoria de la gente: la negación de su derecho ancestral a la tierra, su reconocimiento en derecho como pueblo con identidad propia, y la justicia que le ha sido tantas veces negada ante hechos de abuso y violencia tanto por parte del estado chileno como de empresas nacionales y transnacionales que han invadido y robado su territorio. Esta muerte, la de Camilo, es una nueva oportunidad de reparar el daño hecho por tanto tiempo y de comenzar una nueva política de respeto y diálogo. Históricamente, sabemos que el pueblo Mapuche honra su palabra y ama la paz, como todos los pueblos originarios, por lo cual llamamos a generar espacios y puentes válidos de encuentro y de diálogo en que los Derechos Humanos sean la ruta de dicho encuentro.
A través de esta carta, nosotros y nosotras, la Iglesia Evangélica Luterana en Chile, llama al gobierno a cesar en la provocación de la violencia en el sur del país, para evitar así más violencia y más enfrentamientos entre personas, como el que sucedió ayer en que murió una persona defendiendo una iglesia de una supuesta quema. La violencia nunca será la respuesta para construir una sociedad justa. La violencia engendra más violencia y la muerte injusta llama a más muerte. Terminar con los ciclos violentos en contra de los pueblos originarios es la responsabilidad y la oportunidad que poseen quienes viven en este tiempo y acabar con las desigualdades y la discriminación hacia los mismos pueblos es nuestra entera responsabilidad como sociedad.
El profeta nos muestra en el libro de Isaías que la paz no la produce la guerra, que la violencia no construye la paz social. El profeta dice “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de justicia, reposo y seguridad para siempre.” Nos preocupa como iglesia el mensaje que envía la sociedad chilena y sus gobiernos a las nuevas generaciones de niños y jóvenes Mapuche porque toda esa violencia, más temprano que tarde, puede volverse contra la misma sociedad que este gobierno dice defender. En vez de llamar a la paz, estamos sembrando semillas de odio y destrucción.
Reiteramos nuestro llamado al cese de la violencia y a la búsqueda de caminos reales de diálogo entre ambos pueblos. Pedimos al gobierno no dilatar la entrega de información y aclarar el asesinato de Camilo lo antes posible. Oramos para que un día como dice el salmista en el salmo 84: 10 “El amor y la verdad se darán cita, la paz y la justicia se besarán”, que en nuestra tierra, en verdad, veamos justicia y paz en nuestros días, para que nuestra tierra reciba así la bendición del Señor.
Conferencia Pastoral Iglesia Evangélica Luterana en Chile
Santiago, Noviembre 2018